La barriada de Pumarabule volvió ayer ser noticia por un problema que lleva afectando a muchos vecinos desde hace casi tres décadas. Un desprendimiento en los sótanos de los dos portales más afectados por las grietas que se suceden en los edificios desde finales de los años ochenta provocó que tuvieran que desplazarse hasta la zona efectivos de bomberos, la Guardia Civil y la Policía Local, que terminaron por precintar uno de los portales.

Las tres familias que todavía viven en ambos bloques de viviendas tuvieron que ser desalojadas y pasar la noche en un hotel de Pola de Siero, a la espera de que los informes de los técnicos determinen si las casas tienen un mínimo nivel de seguridad. "Digan lo que digan los informes, en estas condiciones no podemos volver porque un aviso vale, pero dos ya es jugársela", explica David Feito, el vecino que alertó a los bomberos, en referencia a un primer desalojo que ya vivieron en el año 2009 y que dejó a las tres familias actuales como las únicas que se atrevieron a volver a residir en las casas.

El propio Feito relata que se encontraba durmiendo en su casa cuando oyó agrietarse las paredes y un fuerte ruido. "Me desperté y pronto supuse que los daños vendrían de abajo, así que bajé las escaleras y comprobé que hubo un fuerte derrumbe en el sótano", explica el vecino, que, tras comprobar la caída de una pared, que la puerta no abría y que los marcos estaban hundidos, corrió a llamar al 112 y trató de poner a salvo a su hijo, de 13 años.

Una vez personados allí los bomberos se procedió a evaluar los daños y se optó por precintar los edificios, desalojando a las otras dos familias que residen en los dos portales afectados y trasladándolos hasta el Hotel Lóriga de Pola de Siero, donde permanecerán hasta hoy a cargo del Ayuntamiento de Siero.

Los afectados mostraron ayer su malestar por el hecho de que el Consistorio sólo se comprometiese a facilitar el alojamiento hasta hoy, sin darles una solución convincente. "La única alternativa que dan era ocupar un cuchitril en Carbayín Alto", apunta el propio David Feito, que reivindicó su derecho a disponer de "una casa similar" a la que fue adquirida en su día por su familia en Pumarabule.

Un capítulo más de un problema que afecta a unas 60 viviendas de la zona, que el Principado quiere solucionar con la construcción de nuevas viviendas el próximo año, que son ofertadas a los vecinos a un precio que pocos están dispuestos a pagar.