A falta de naves, autovías y actividad comercial, el futuro del paralizado y de momento fallido polígono de Bobes pasa por el objetivo de las cámaras. Al menos, eso parece después de que en las últimas semanas el desolador paisaje de la mancha industrial haya acogido desde sesiones de fotos de una marca de ropa hasta el rodaje de algunas escenas de un cortometraje. Unas actividades que encuentran en los abandonados terrenos de la zona un enclave ideal para desarrollar diferentes temáticas para sus fines de marketing o artísticos.

Claro ejemplo es el vivido hace unos días cuando algunos vecinos se sorprendieron al ver salir unos flases de una zona dominada por tierra removida situada a escasos metros de la carretera AS-17 a la altura de Balbona. El motivo no era otro que una sesión de fotos del joven diseñador langreano Oliver Iglesias, que vio en ese sitio el lugar ideal para promocionar su nueva colección de ropa de tipo "street wear" de su marca Jon Kemuri. "Quería un entorno destrozado y cuando vi el sitio me pareció ideal", explica Iglesias que, curiosamente, descubrió el paraje al pasar por la zona en coche para buscar al modelo de su sesión, el vecino de Lugones Daniel Moreira. "No pensamos encontrar un lugar así tan cerca", coinciden en señalar ambas tras finalizar una larga sesión que culminó poco después de caer la noche.

No obstante, esta no ha sido la única actividad llamativa realizada recientemente en la zona, pues el propio alcalde de barrio asegura que hace unos días fue visto un equipo de rodaje realizando un corto en la zona. "Al parecer, venían de Gijón y les encantó el sitio para hacer algunas escenas", explica Javier Villanueva, que ve en este tipo de iniciativas una prueba más del desolador aspecto que muestran los terrenos, que pertenecen también a las parroquias de San Miguel de la Barreda y Granda.

Unos hechos que, a pesar de que puedan ser anecdóticos, no hacen mucha gracia a los vecinos, que se dicen hartos de una situación iniciada con la paralización de las obras en diciembre de 2012 y que tiene consecuencias muy negativas para la zona. "Cada vez hay más matorral y, si no se toman medidas, quedará todo inutilizado", explica Villanueva, quien, al igual que muchos vecinos, teme que los terrenos se conviertan en un refugio para animales salvajes como los jabalíes.