Por más que cada día sea más fácil encontrar cualquier tipo de alimento ya elaborado, también es cierto que crece el interés de la gente por preparar sus propios productos. El curso de elaboración de conservas que se celebra estos días en el centro polivalente de San Cucao, organizado por el Ayuntamiento de Llanera, da buena cuenta de ello. Las veinte plazas que había disponibles se cubrieron rápidamente, y en dos intensas tardes, la del lunes y la de ayer, algunos ya han aprendido los rudimentos de las conservas.

La profesora es Esther Freile, de Güen Tastu, que ha puesto los fogones a funcionar y ha dispuesto a la gente a trabajar por turnos -en la tarde de ayer le tocó a Ángel Sánchez, Lola Bernardo, Manuel Carril, María Pilar Gutiérrez y Pilar Martínez. El curso versa sobre conservas de frutas y verduras, y licores.

En las dos primeras jornadas se trabajaron especialmente la fruta y el dulce. Se envasaron manzanas y peras en almíbar, adornadas con cerezas confitadas para darles una mejor imagen, y se hizo una deliciosa mermelada de moras. También aprendieron a hacer gelatina de manzana, resultante de la cocción de las pulpas peladas el día anterior, cuyo jugo, después de colado, se volvió a hervir hasta conseguir la textura gelatinosa.

Aparecieron, también, los primeros licores. El primero, un licor de caramelo de factura sencilla: con azucar caramelizado en el que se disuelve el orujo, "y que es ideal para echar las gotas del café", según la profesora.

El otro licor que se preparó fue mucho más singular: se llama "Licor 44", y no por casualidad. Es una naranja agujereada a la que se le introducen 44 granos de café, que se sumerje en un tarro con orujo, al que se añaden 44 cucharadas de azúcar. Y se deja macerar 44 días.

Los cuatro voluntarios hicieron el trabajo duro: pelar la fruta, mezclar y envasar. La profesora destacó la ventaja de contar con un grupo grande para estas cuestiones, porque el trabajo de envasar, si se hace a una escala media, la que te permite hacer suficientes conservas para que te duren una temporada, lleva su tiempo. "Cuando tienes tanta gente, el trabajo va muy rápido, si estás tu sola, es otra cuestión; no es lo mismo pelar diez kilos de peras entre cinco personas que hacerlo una, pero yo, cuando lo hago, me lo tomo con calma, me siento y me pongo a hacerlo mientras veo la tele o me distraigo con algo", explica.

Por otra parte, la cocción de las frutas lleva también su tiempo, pero es importante saber algunos trucos: por ejemplo, que las potas anchas y abiertas tardan mucho menos en cocerlas que las que son estrechas y altas. "Puede haber diferencias hasta de una hora", asegura la profesora. Ella, para las clases, utiliza, incluso, una paella.

El secreto para que todo salga bien está en las medidas: el porcentaje de azúcar es determinante para conseguir un tipo u otro de almíbar, o para que la mermelada o confitura salgan perfectas. Se trata siempre de pesar y elegir las cantidades adecuadas.

Alguien podría decir que tanto azúcar y tanto dulce no puede ser bueno para la salud, pero no se trata de eso. Son productos que uno elabora y tiene envasados para comer con moderación. No se trata de comérselo todo de un quite. Y, como bien decía la profesora ante una enorme pota llena de moras, "los que tengáis miedo a la diabetes, si tomáis esta mermelada para desayunar y después salís a caminar, no pasa nada; el problema es tomarla y quedarse sentados viendo 'Sálvame'".