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Guillermo Fernández: "En el siglo XVI Grado ya tenía una supernotaría"

El historiador moscón, que ofrece hoy una conferencia en la villa, destaca que los vecinos de Peñaflor compraron a la Corona su independencia

Guillermo Fernández. S. ARIAS

Grado es cabecera de comarca y lleva siéndolo desde hace siglos. La villa concentró a principios del siglo XIV una supernotaría con suboficinas y trabajadores en concejos como Belmonte de Miranda y Somiedo. Algo nada habitual en la época, pero de lo que han dejado testigo los documentos notariales que estudia el joven moscón Guillermo Fernández Ortiz, docente investigador de la Facultad de Historia de la Universidad de Oviedo. "Es algo extraño porque ya había notarios en sus concejos, pero de repente aparece esta figura en la documentación, algo que es muy curioso en la época", comenta.

Fernández ofrece hoy una conferencia sobre el notariado en la Edad Media y Moderna en Grado dentro de las Jornadas de estudios locales que organiza el Círculo de Estudios Pramarenses y el Museo Etnográfico. La cita es a las 20 horas, en la Casa de Cultura.

El ponente ha realizado una investigación profunda pese a que son pocos los documentos que hay sobre el concejo debido al incendio que arrasó la mayor parte del Archivo Histórico. Sin embargo, Fernández se nutre de más fuentes, en concreto realiza un doctorado sobre el archivo del monasterio de Santa María de Belmonte de Miranda, donde ha hallado diversos documentos sobre la historia de su concejo, que ahora cobran forma en un libro editado por la Institución Fernando El Católico. Una investigación paralela a su doctorado, para el que cuenta con una beca de la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y Tecnológica (FICYT).

La supernotaría de Grado será una de las anécdotas que relate a sus vecinos durante la charla, en la que también contará cómo los vecinos de Peñaflor compraron su independencia con bolsas de monedas. Según explica el joven historiador, hasta la década de los ochenta del siglo XVI, los obispos nombraban sus propios notarios en las jurisdicciones, territorios más pequeños dentro de los concejos que dependían de la Iglesia. Así, cuando Felipe II decide restar poder al clero deshace las jurisdicciones y las saca a la venta. Pero en Peñaflor no fue un noble ni un burgués acaudalado los que tomaron para sí el territorio, sino que fueron los propios vecinos quienes compraron el espacio a la Corona. "Los vecinos de Peñaflor se compran a sí mismos, es decir, compraron su independencia, y ya no dependieron más de un señor o del obispo", explica.

Otro de los datos curiosos que saldrá a colación en la conferencia es la historia de Martín Rodríguez, un amanuense que pasó a ser ayudante del notario real, Rodrigo Alonso, el único con fe pública otorgada por la Corona. Sin embargo, Rodríguez salió díscolo y jamás reprodujo la firma de Alonso en los documentos, la única válida ante la ley, y continuó año tras año firmando con su sello.

Fernández también rescatará protocolos notariales en los que los canónigos de San Martín de Gurullés solían ejercer como testigos, "ya que la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir", precisa. El historiador espera que la charla entretenga a los moscones y les pique la curiosidad sobre la historia de su concejo.

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