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Todos a salvo en el IES Villanueva

"Cuando alguien se atraganta hay que calmarlo", aconseja el médico Felipe Piedra en una charla sobre primeros auxilios a los alumnos

Los alumnos y el médico observan una práctica, en Pola de Siero.

Cada día se hace más evidente que una formación adecuada en primeros auxilios puede salvar la vida de mucha gente. Por eso, el instituto Escultor Juan de Villanueva ha organizado varios talleres de reanimación cardiopulmonar (RCP). Se encargó de ello el doctor Felipe Piedra, un especialista en medicina familiar y comunitaria y en urgencias hospitalarias. En sus talleres, con una parte teórica y otra práctica, los jóvenes aprendieron la forma de actuar ante las urgencias y los pasos básicos que hay que dar, que empiezan por asegurarse de que la víctima está en lugar seguro y por evaluar su estado. Asimismo, es importante también llamar cuanto antes a los servicios de urgencias.

Para la reanimación existe la llamada fórmula 30-2 que explicó el médico, que consiste en hacer treinta compresiones torácicas y, a continuación, dos respiraciones de rescate, y continuar con esta relación hasta que haya un resultado. Otra cuestión que se trató, y sobre la que parece haber más confusión, es la de la obstrucción respiratoria por atragantamiento.

Felipe Piedra explicó que hay varios estadios que hay que distinguir. El primero de ellos es que la persona respira con dificultad pero, aun así, todavía pasa algo de aire. En este caso hay que evitar un procedimiento muy popular que, según asegura, no sirve para nada: el de golpear la espalda. "Cuando alguien se atraganta y respira con dificultad hay que calmarlo y animarlo a que siga respirando hasta que el problema desaparezca", dijo.

Otra cuestión es si el trozo de comida o el objeto con el que se atragantan les bloquea completamente el conducto respiratorio. En ese caso, hay un procedimiento básico, que es, dar cinco golpes en la espalda y, a continuación, realizar la conocida maniobra de Heimlich, una compresión abdominal que suele ayudar a desobstruir la vía respiratoria.

Por último, puede darse el caso de que la víctima haya perdido el conocimiento a causa de la falta de oxígeno. En ese caso, hay que tumbarla en el suelo, abrirle la boca por si tuviera a la vista lo que le obstruye la vía, y en ese caso quitárselo con un dedo haciendo de gancho.

Y si no se aprecia lo que causa la obstrucción, lo procedente es hacer compresiones torácicas y respiraciones de rescate, que pueden contribuir a desbloquear la vía respiratoria.

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