Un disco de oro. El primer álbum del coro "Santa Apolonia" de Pañeda va camino de ser un visto y no visto en las estanterías de los quioscos. En la noche de ayer, los aficionados a la música abarrotaron el salón Miraflores del Hotel Cristina de Noreña para asistir a la presentación de un disco que, quien más quien menos, todos querían llevarse a casa. Por la calidad del coro sierense y, también, por la modélica elección del repertorio, incluyendo una versión coral del "Himno de Covadonga" difícil de encontrar en otras grabaciones.

Los miembros del coro se mostraban abrumados ante el numerosísimo público que asistió a la presentación. "No esperábamos esto, ni mucho menos. La verdad es que estamos muy contentos y muy agradecidos a toda esta gente", comenta el presidente del coro, Francisco Rato.

Para hacer aún más especial la presentación, "Santa Apolonia" contó con unos teloneros de excepción: La Rondalla de Noreña. Una formación de cuerda que empezó, curiosamente, de una manera bastante similar al propio coro, con un grupo de amigos tomando los instrumentos para una reunión, y que después, por deseo de los músicos, ha tenido continuidad.

Con apenas unos meses de trabajo, La Rondalla ha logrado alcanzar un nivel notable. Tanto, que incluso tuvieron que hacer un "bis" por expreso deseo del público. "Nos habéis dejado el listón muy alto", comentaba Francisco Rato, en el intermedio entre la actuación de La Rondalla y la de "Santa Apolonia". El coro, no obstante, puso toda su experiencia en liza para completar un recital memorable en el que interpretaron casi todas las canciones de su disco.

"Todo lo que somos, musicalmente, se lo debemos a esta mujer", afirma Francisco Rato, mientras señala a María José Roces Fonseca, la directora del coro. "Nosotros sólo somos un grupo de amigos que no sabemos leer ni solfeo ni leer música, pero gracias a ella y con mucho trabajo hemos podido ir mejorando poco a poco", añade Rato.

El trabajo es la clave. El coro "Santa Apolonia" se creó en 2005, después de que un grupo de amigos se arrancase a cantar en plenas fiestas de Pañeda, después de media docena de cajas de sidra. Entre culete y culete, alguien propuso crear un coro, y todos dijeron "amén". Sorprendentemente, ese sueño de una noche de verano se hizo realidad.

"Hubo uno, el primer día, que, tras un rato ensayando señaló la partitura y me dijo: 'Neña, todavía no encontré dónde va la letra'", recuerda, entre risas, María José Roces. Metódica y paciente, la directora tuvo al coro ensayando tres años antes de que empezasen a cantar en público. "Pensábamos que podía ser un coro para cantar en fiestas y eventos similares, pero poco a poco han ido subiendo el nivel", manifiesta Roces.

Con respecto al disco, que se grabó en directo en la iglesia parroquial de Noreña y que está producido por Juan Taboada, la directora celebra la ilusión con la que todos los miembros del coro han afrontado el proceso, y lo encuentra, además, muy útil para pulir los defectos del coro: "A veces no perciben algunos fallos que yo, al escucharles, sí noto. Durante la grabación pudimos ir viendo esas cosas, y eso nos ayuda", sostiene Roces, que se muestra muy satisfecha con el resultado. Como también ese público que, anoche, aplaudía a rabiar.