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La voluntad moscona no se discute

"Siempre hay tiempo", sostiene Álvaro García, una de las personas del programa de ayuda a los 147 necesitados que acuden al Banco de Alimentos

Pilar Rodríguez y Maribel Díaz organizan la recepción de alimentos. SARA ARIAS

Es una cuestión de tiempo. Del que cada uno tenga y quiera dedicar a ayudar a los demás. En eso se basa el programa de voluntariado que impulsa el Ayuntamiento de Grado. Ha comenzado en el área de Servicios Sociales y con trece voluntarios que se afanan en llevar a cabo tres proyectos: la gestión del banco de alimentos municipal, la creación de un banco de material ortoprotésico y acompañamientos. Llevan desde agosto tejiendo hilos para crear una red que aguante por todos, porque como explica uno de los voluntarios, Álvaro García, "siempre hay tiempo".

Esta semana estuvieron centrados en la recepción y organización del paquete europeo de alimentos, que llega cuatro veces al año a Grado cargado de productos básicos en grandes cantidades y cajas de leche de adaptación y potitos para los niños. Un camión lleno de comida que se suma al que envía el Banco de Alimentos de Asturias cada mes y medio. Esta cantidad de productos alimentarios permiten que los voluntarios realicen una entrega una vez al mes a las 147 personas acogidas al banco de alimentos, de las que 51 son menores de edad.

Los voluntarios se encargan de recibir el pedido y organizarlo en estanterías, además tienen una relación de los usuarios por lo que saben cómo llenar cada paquete en función del número de miembros de la familia. Para poder realizar estas actividades han recibido formación gratuita en manipulación de alimentos y en voluntariado, a través de a ong "Movimiento Asturiano por la Paz". "Es importante porque te enseñan a tratar a la gente receptora de alimentos, es necesaria psicología y prudencia porque se sienten estigmatizados", precisa Pilar Tarrazo, una de las voluntarias.

El área de Servicios Sociales instalará una cámara frigorífica para poder almacenar alimentos que de otra manera no llegarían a Grado y completan la alimentación de los usuarios. "Entendemos este proyecto como una apuesta de futuro, es bueno por los servicios que se prestan y, también, para la gente que lo realiza".

Y es que los voluntarios aseguran que la experiencia les nutre como personas y les hace sentirse parte de la comunidad. "Tengo tiempo porque estoy jubilada y lo cierto es que me está gustando porque cuando ves la cara de alegría de un niño al darle un paquete de galletas es de las mejores cosas que pueden pasar", comenta Pilar Rodríguez. También la voluntaria Pilar López lo observa así: "Es un poco egoísta pero es una actividad preciosa, de lo mejor que puede haber, y es una solución mínima para parte de los problemas que hay en estos tiempos malísimos".

El trabajo en el banco de alimentos es considerable, pero lo hacen con sumo gusto porque están implicados al ciento por ciento. Y tienen ganas de más. Todos están ansiosos por iniciar el banco ortoprotésico, en el que podrán colaborar todos los moscones cediendo sus materiales para que sean empleados por otros vecinos que los necesiten con el compromiso de devolverlos. "Se puede hacer de todo por todos", añade Tarrazo.

El equipo de voluntarios también realiza como actividad fija acompañamientos, sobre todo de personas mayores. Puede ser una cita con el médico, un paseo, gestión de papeleo o, incluso, el uso del idioma para los extranjeros. Además, realizarán otras acciones puntuales como la recogida de juguetes de cara a Reyes, que iniciarán en breve. "Soluciona un problema para muchas familias y los menores y es un tema también de ecología y reciclaje en esta sociedad consumista que tira los objetos", señala la concejala.

Los voluntarios trabajan con ahínco para que todos los proyectos se desarrollen sin complicaciones y puedan llegar cada vez a más. Un trabajo de hormigas o abejas que, siendo pequeñas, construyen grandes cosas. Así lo sienten los voluntarios y por eso quieren servir de acicate para que el resto de vecinos se implique en el proyecto inscribiéndose como ellos en Servicios Sociales. Eso hizo Maribel Díaz y no se arrepiente ni un poco, por eso anima a los moscones a sumarse "porque si no tienen nada que hacer, pueden hacer algo que valga la pena".

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