La corporación sierense ha entrado de lleno en el debate presupuestario. Hasta tres fuerzas de la oposición (Somos, Ciudadanos y Partido Independiente de Siero) han presentado ya sus propuestas cara a la elaboración de las cuentas para el ejercicio 2017. Unos presupuestos que serán continuistas en cuanto a cifras y cuyo principal foco de debate se centrará en el capítulo de inversiones, donde el equipo de gobierno que encabeza el socialistas Ángel García tiene escaso margen de maniobra.
La previsión que maneja el gobierno local pasa por cerrar el presupuesto en unas cifras similares a las del ejercicio actual, cuyo presupuesto asciende a 42,2 millones de euros, con 4,8 millones para inversiones. Con los impuestos congelados y la capacidad de endeudamiento limitada, la previsión es que los ingresos sean bastante parejos.
En lo relativo al endeudamiento, el Ayuntamiento de Siero se mueve en unos niveles muy contenidos. En números redondos, la deuda asciende a 7,5 millones de euros, menos del 18% del presupuesto. El consistorio liquidará a finales de año varios créditos, pero las leyes de contención presupuestaria limitan la capacidad de endeudamiento, por lo que sólo podrán suscribir nuevos créditos por cantidades análogas a las que liberen.
En lo referente a las inversiones, el gobierno local tiene gran parte del capítulo ya comprometido: por un lado, se destinarán 2,5 millones de euros al centro polivalente de Lugones; por otro, el PSOE incluyó en su programa el compromiso de destinar un mínimo del 30% anual de las inversiones a la zona rural.
En total, ambas medidas suman en torno a cuatro millones, sobre una previsión de que el capítulo de inversiones pueda estar en torno a los cinco millones. Esto deja a los socialistas un margen de un millón para negociar con sus socios preferentes de Foro y los seis grupos de la oposición, al margen del reparto de las inversiones en el ámbito rural, que volverán a centrarse en agua, saneamiento y caminos.
En cuanto a las fechas, el gobierno pretende aprobar las cuentas antes de finalizar el año, tratando, además, de adelantar los plazos para no tener que afrontar el debate plenario en plenas fiestas de Navidad. La negociación, en todo caso, será la que marque esos plazos.
