Los jabalíes ya no son ninguna pequeñez en La Fresneda. Si no que se lo digan a la cuadrilla Maside de Valdesoto, que el pasado sábado logró abatir un suido de unos 120 kilos de peso en las proximidades de la urbanización. Una cacería provechosa que no hace más que confirmar la creciente población de estos animales en la zona, a pesar de que la Consejería de Recursos Naturales abatió hace escasas fechas al popular "Ferinchi" y a las dos crías que a diario eran vistas a unos metros de las casas.

El jabalí abatido no fue el único visto por los cazadores, ya que en la misma batida lograron escaparse otros dos especímenes de menor tamaño. No obstante, las dimensiones del animal cazado y su bravura hicieron que el cometido no resultara nada fácil. "Fue bastante agresivo e incluso hirió gravemente a uno de los perros", explica el cazador valdesotín José Maside sobre un episodio que les obligó a llevar al can de urgencia al veterinario.

A pesar de las dimensiones de la presa, los miembros de la cuadrilla destacan que no es fácil ver a animales de estas características en el coto. "Se habla de plaga, pero más que eso lo que hay es una huida de los animales de los cotos a las zonas de seguridad", explica el propio Maside, que ve difícil controlar la población en esas zonas si no se amplían los límites de los espacios para cazar, aunque sea de forma ocasional.

Por otro lado, cree que los grandes daños que pueden verse a diario en las glorietas y espacios verdes como los del club de campo podría no ser obra de "Ferinchi" y sus crías. "Esos daños no pueden haber sido hechos por unos jabalíes tan pequeños", apunta, dejando entrever la posibilidad de que la presa del sábado realizara visitas frecuentes a zonas muy cercanas a las viviendas de la urbanización.

Una teoría que concuerda totalmente con los sucesos relatados por los vecinos, que el mismo sábado alertaban de haber visto un ejemplar de grandes dimensiones paseándose por la noche frente a sus casas. Visitas que se repitieron en los días anteriores, pues tras unas jornadas de tranquilidad en la que los animales salvajes parecían haber desaparecido de la vida diaria de La Fresneda volvieron a aparecer daños de consideración importante en buena parte de la superficie de una de las glorietas de la carretera principal.