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Tres décadas de colorido

Carlos Álvarez y Vanesa Granda regentan la floristería local con más antigüedad, que el próximo enero cumple treinta años

Carlos Álvarez y Vanesa Granda, ayer, en su floristería de Lugones. L. B.

"Las rosas y los claveles han dado paso a las flores holandesas y sudamericanas". Ése es sólo uno de los cambios en las costumbres de la clientela apreciados por Carlos Álvarez desde que sus padres, Avelino y Juana Gómez, levantaran en enero de 1987 la persiana de la floristería San Carlos, de la avenida de Oviedo de Lugones. Tres décadas que conmemorarán dentro de un par de meses con el espíritu de seguir atendiendo con mimo a sus fieles clientes.

Avelino Álvarez llegó a Lugones desde Oviedo para trabajar en la Nodular, como otras tantas personas en aquellos tiempos. Sin embargo, el hecho de colaborar habitualmente con su hermana Cristina en su floristería del Alto Pumarín le llevó a dar el paso de abrir su propio negocio. "Fue curioso, porque esto antes era una floristería-zapatería", explica Álvarez, que luego añade que la segunda función la perdió tras el traspaso a sus padres.

Desde entonces, su negocio es el del gremio que más actividad ininterrumpida mantiene en Lugones gracias, sobre todo, a su capacidad de adaptarse a los tiempos modernos. "Tuvimos que hacer cambios importantes para satisfacer la demanda, como poner un servicio de guardia para atender urgencias como fallecimientos", destaca Álvarez, que, junto con su mujer, Vanesa Granda, lleva más de veinte años en la tienda, tres como titular.

Este tiempo le ha permitido ser el lugar de referencia para incontables clientes que, en muchos casos, vienen desde otras localidades asturianas. "La mitad de las ventas, aproximadamente, son para gente de sitios como Pravia, Oviedo, Luarca, Gijón o Avilés", enumera el comerciante.

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