La iglesia de San Pedro de Pola de Siero acogió ayer el funeral en honor del pintor poleso Casimiro Baragaña, fallecido el pasado lunes, un artista enormemente reconocido y muy querido por sus convecinos.

El féretro con sus restos mortales estuvo situado durante la celebración del oficio religioso a los pies del altar del templo y frente a las monumentales pinturas murales que el propio Casimiro Baragaña pintó por encargo en 1959 y que años más tarde el artista se empeñó en restaurar al ver que empezaban a deteriorarse y amenazaban con perderse de forma irreparable.

La misa, oficiada por el párroco de Pola de Siero, Juan Manuel Hevia, contó con la presencia del párroco de San Isidoro el Real, de Oviedo, que fue párroco de San Pedro en el tiempo en que Baragaña estuvo restaurando los frescos, y también del nuevo arcipreste de Covadonga y párroco de la iglesia de San Pedro de Mestas de Con, en el concejo de Cangas de Onís, José Antonio Alonso Artero. Uno de los encargos que recibió Baragaña tras el de la Pola fue, precisamente, para esta iglesia.

El párroco poleso dijo que desde estos murales hasta el que preside el Consistorio "estaba la vida y la obra de nuestro hermano". Para el cura, "podemos decir que se ha apagado una luz, pero su estela no se ha apagado: sus colores, sus formas cada vez más auténticas, nos siguen mirando a nosotros para que aprendamos a ver".

Entre los asistentes al funeral estaban el alcalde de Siero, Ángel García, y la presidenta del PP sierense, Beatriz Polledo. García lamentó el fallecimiento del pintor, hijo predilecto de Siero, y subrayó "el legado artístico que deja, y especialmente el mural que preside el Ayuntamiento, una de sus obras más célebres". Un hijo adoptivo de Siero, el exnotario Manuel Valencia, dijo que había tenido "el privilegio de conocer todo el arte que Casimiro Baragaña tenía guardado, y después de presenciar esto no echo de menos ni el Museo del Prado, tal es el aprecio que le tengo a su obra", aseguró.

A su vez, el pintor José Manuel Nuñez Arias, amigo del fallecido y miembro del jurado del premio que lleva su nombre, dijo que Baragaña era "una persona entrañable, gran conversador y conocedor del arte, que apreciaba todas las tendencias, algo que no es frecuente". Por ello, dijo que lo iban "a echar mucho de menos".

Por su parte, el exalcalde José Antonio Noval dijo que fue "un hombre de bien y un excelente artista; era sencillo, discreto, muy humilde y agradecido. Era un placer hablar con él". Noval consideró "un privilegio tener en la Pola dos muestras tan significativas de su pintura, los murales".