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FERNANDO LABORDA | Catedrático emérito de la Universidad de Alcalá de Henares

"Noreña es un sitio muy agradable para vivir que cambió mucho para bien"

"La investigación es muy necesaria en España porque sin ella el país se para"

Laborda, ayer, delante de su casa familiar en Noreña. L. BLANCO

Fernando Laborda nació en Noreña hace 75 años, pero a los 9 se trasladó a León para estudiar y "secar" por unos problemas respiratorios. Su buena relación con los libros le convirtió en doctor en Farmacia y licenciado en Ciencias Biológicas como punto de partida de una trayectoria investigadora y docente que le llevó por distintos puntos de España y a Estados Unidos. Ahora vive en Guadalajara y es catedrático emérito de la Universidad de Alcalá de Henares. Hoy recibe el premio "Villa y Condado de Noreña", a las 20:00 horas, en la Casa de Cultura "Severo Ochoa".

-¿Qué supone este premio?

-Me hace mucha ilusión porque siempre resulta agradable verte reconocido en tu pueblo.

-¿Le trae muchos recuerdos Noreña?

-Viví poco en Noreña, pero me siento muy de Noreña, pues solía venir todos los veranos y jugar en la plaza de La Cruz, donde todavía vive mi madre y donde mi padre tenía una farmacia.

-¿Cómo ve la villa en la actualidad?

-La encuentro muy cambiada, pero para bien. Otros sitios, como la Pola, de donde era mi padre, crecieron y perdieron la identidad. Aquí no hay casas altas, está todo muy limpio y céntrico. En resumen, es un sitio muy agradable para vivir.

-¿Por qué se fue?

-Quería estudiar Farmacia y aquí no era posible. Luego me picó el gusanillo de la universidad y ello me llevó a Salamanca, luego al extranjero y, finalmente, a Alcalá de Henares. No fue ni por necesidad ni por espíritu aventurero, simplemente se rodó así.

-¿Tan golpeada está la investigación por los recortes?

-La investigación está muy difícil en España. Tenemos la asignatura pendiente de que la empresa privada invierta en la investigación universitaria. Es algo necesario porque, sin investigación, el país se para.

-¿Es la fuga de cerebros una realidad palpable?

-Yo tuve la tentación en su día de quedarme en Estados Unidos y muchos compañeros lo hicieron. Hoy en día hay mucha gente que no encuentra las condiciones adecuadas. Ser investigador es duro y está poco reconocido, y hay gente que termina por tirar la toalla. Es una pena porque hay gente trabajando muy bien, quizás falta que se den a conocer los resultados al gran público.

-¿Ve a Noreña como un referente gastronómico?

-El otro día leí una entrevista a Danny Daniel en la que decía que en una semana que vino a Gijón engordó siete kilos y me identifiqué con él (risas).

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