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"Nos vemos indefensos ante los robos", claman los comerciantes

Los dos atracos perpetrados en Prudencio González durante el último mes "colman" la paciencia de los empresarios

"Estoy esperando a que me toque a mí porque sé que en cualquier momento me volverán a robar". El miedo se instala entre los comerciantes de Posada. Los numerosos robos perpetrados en la capital del concejo durante los últimos tres meses han "colmado" la paciencia de los empresarios, que ya no saben "qué hacer". Consideran que las autoridades "no se involucran lo suficiente" para frenar esta oleada de robos que tiene su centro en la calle Prudencio González, tramo urbano de la AS-17 y principal vía de la localidad.

Rosa Bartés ha sido la última víctima de los cacos. Su negocio de ultramarinos, ubicado a la altura del número 32 de Prudencio González, fue asaltado en la madrugada del martes. Los ladrones se llevaron "más de 1.000 euros de la caja, latas de conservas, botellas de lejía y bebidas. Me hicieron el mes. Tenía el dinero para pagar a los proveedores y se lo llevaron. Es lamentable porque no sabes qué hacer. Los comerciantes estamos indefensos ante esta situación. No nos dan soluciones", clama la empresaria.

Según el propio relato de Bartés, las fuerzas de seguridad habrían detenido a uno de los asaltantes, y ella habría recuperado parte de lo robado. "Me devolvieron unas garrafas de lejía y algunas latas. Pero qué más da, era menor, yo no voy a recuperar el dinero y a él no le van a hacer nada", lamentó la tendera, quien todavía ayer recibía muestras de cariño y ánimos de sus clientes.

Uno de los muchos que hizo parada para mostrar su apoyo a Bartés fue Emilio Ojeda, casualmente la penúltima víctima de los ladrones, hace tres semanas. "No sé a dónde vamos a llegar. Están robando en varios negocios y aquí nadie toma cartas en el asunto. No podemos estar tranquilos", asevera el vecino, a quien los cacos causaron desperfectos en su clínica veterinaria, también ubicada en Prudencio González.

Los amigos de lo ajeno hicieron su particular agosto el pasado mayo a cuenta de la empresaria hostelera María Antomil. Le asaltaron, hasta en dos ocasiones, una cafetería en Prudencio González, llevándose un botín de "más de 4.000 euros". "Estoy esperando a que me desvalijen. No hay otra. Porque aquí nadie hace nada. Estamos desprotegidos", denunció la empresaria, a la que sustrajeron "el tabaco de la máquina, la recaudación de las tragaperras y 300 euros en monedas para el cambio".

Más afortunado fue Jonathan Fernández. A este carnicero, que lleva un año asentado en la carretera de San Cucao, le intentaron atracar en la tienda, si bien, por razones "que aún se desconocen", los asaltantes "no llegaron a llevarse nada". "Me levantaron la verja sin romperla y causaron destrozos en la puerta del local. Pero al final no entraron. Algo o alguien les debió asustar", explica el tendero sobre el suceso, acaecido "hace tres meses". "Desde que me instalé aquí había escuchado a mucha gente decir que le habían robado. Había tenido suerte, hasta que me tocó a mí", sentencia.

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