El calentamiento global, la deforestación o la contaminación de los ríos son algunos de los desastres naturales ocasionados por el hombre al medio ambiente. Otro de ellos, "muy extendido desde la Segunda Guerra Mundial", es el transporte de especies hacia áreas de distribución de las que no son nativas. Sobre este tema habló ayer la doctora en Biología, Alexandra Richter (Esslingen, Alemania, 1966) en el Centro Polivalente de Candás. Una ponencia en la que destacó la "importancia" de la acción del hombre para tratar de evitar la problemática, y que estuvo enmarcada dentro de las XIV Jornadas de Ecología Marina de Asturias.

-¿Está afectada la costa asturiana por la introducción de especies marinas foráneas?

-La costa cantábrica, desde el golfo de Vizcaya hasta Galicia es una de las zonas de España en las que más encontramos este fenómeno. También el entorno del Delta del Ebro está bastante afectado, pero sí. Podríamos decir que es bastante habitual.

-¿Cuáles son esas especies?

-Especialmente la ostra japonesa, que puede encontrarse tanto en playas muy urbanas como en zonas vírgenes. También es muy frecuente encontrar la lapa zapatilla que, curiosamente, llegó dentro de las conchas de las ostras japonesas.

-¿Tienen vuelta atrás este tipo de situaciones?

-Hay que intentar que no se produzca, pero cuando ya ha sucedido hay diferentes tipos de actuación. Si se detecta un aumento de población hay que tratar de erradicarla, pero hay que tener cuidado con los medios, porque se han dado casos de daños en el ecosistema por tratar de paliar este problema. Debe hacerse por métodos mecánicos. Cuando la especie está muy introducida y resulta imposible de eliminar, hay que dejarla y tratar de sacarle un aprovechamiento económico. No hay más.

-¿La causa de este fenómeno es siempre voluntaria?

-Hay casos en los que sí se han trasladado para su cultivo, pero muchos otros en los que no. La especie viaja pegada al casco o el ancla de un barco y, debido a la globalización y al alto tráfico marítimo que existe en el mundo, ésta acaba en la otra punta del globo.