"Potro sí" o "potro no", ésa es la cuestión en Ables. Los vecinos de la parroquia están divididos. ¿El motivo? La recolocación del antiguo potro de herrar y la báscula de ganado. Estos artilugios de ganadería, ya en desuso, fueron retirados en 2009 y, desde entonces, algunos vecinos reclaman la recolocación de ambos "por su valor histórico y etnográfico", mientras otros alegan que su reinstalación "no tiene sentido" al "carecer de uso". Para dar salida a este problema, el Ayuntamiento ha propuesto realizar un referéndum vecinal el mismo día de las elecciones a alcalde de barrio -27 noviembre-, en el que se decidirá finalmente si el potro y la báscula vuelven a escasos metros de su ubicación histórica.

"El potro no se va a usar, por lo que consideramos que es un gasto innecesario de dinero. Además, va a impedir el paso de algunos vehículos y que los residentes puedan aparcar aquí sus coches, ya que en esta zona hay pocos lugares habilitados para el estacionamiento", argumenta Ramón Villanueva, uno de los vecinos abanderados del "no" al potro.

Al otro lado de la balanza se encuentra Sonia Díaz, presidenta de la asociación de vecinos de Ables. "Creo que la mayoría queremos que lo recoloquen. Es un bien del pueblo, en su día la gente luchó mucho por su instalación, y esperamos que el Ayuntamiento acate la decisión parroquial", expresa Díaz.

Según el relato de la dirigente vecinal, el potro se encontraría actualmente "en los almacenes municipales", mientras que la báscula estaría "en paradero desconocido". "Pude entrar a verlo y, la verdad, el potro se encuentra en muy mal estado. Pero lo más extraño es que de la báscula no hay noticias y nadie ha denunciado siquiera su desaparición", asegura Díaz. "Además, la pérgola ya está construida. Se gastaron un dinero en ello que estaría tirado", agrega.

El potro y la báscula de Ables fueron retirados en 2009 por la corporación municipal liderada por el Partido Popular. La intención del por entonces equipo de gobierno era reparar ambos bienes etnográficos y reubicarlos a escasos metros de su localización histórica, bajo una pérgola. Pero las obras para devolver a su lugar de origen ambos artilugios no comenzaron hasta mayo de 2015, a escasas semanas de las elecciones municipales.

En ese momento, un grupo de parroquianos decidió recoger firmas para paralizar las obras. Tras conseguir "en torno a setenta", los trabajos fueron detenidos. La asociación vecinal instó al Ayuntamiento, ya con el "tripartito" al frente, a su reanudación. Para ello, el Consistorio solicitó a los parroquianos la convocatoria de una asamblea en la que se votase si los vecinos querían o no que se acometiesen las obras. El resultado final fue "sí", pero el potro y la báscula siguen sin instalarse. La nueva cita, el día 27.