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Colección de ilusiones para los niños de Nava

"¿El año que viene qué vamos a hacer?", preguntan entusiasmados los alumnos participantes en los talleres locales de magia

Colección de ilusiones para los niños de Nava

"No creemos en la magia, es solo ilusión". Así de claro tenía Mateo Escobio lo que había ido a hacer al taller de magia organizado en la casa de cultura "Marta Portal" de Nava. Un grupo de niñas y niños de entre siete y doce años trabajaron con entusiasmo algunos trucos que les enseño María Roces. El de la tablilla mágica fue el que más trabajo les llevó.

Se trata de dos tablillas que, de forma mágica, van cambiando sus imágenes para contar una historia, la que contaba Julia Arena valiéndose del artilugio: "Esta es la historia de un mago que tenía una chistera pero no tenía trucos, y entonces se le ocurrió una idea: meter una zanahoria en la chistera, y así consiguió que apareciera un conejo".

Los alumnos del taller se empeñaron en recortar, pintar y pegar la tablilla para que quedase lista para trabajar con ella. Aunque algunos eran reticentes, la mayoría se mostraban dispuestos a actuar en un escenario. Para ello, tendrán que aprender algún truco más. Pero no les faltarán ideas. María Roces les enseñó, también, el truco de los duendes mágicos, que consistía en colocar unas fichas unas junto a otras en las que aparecían cinco duendes, y al cambiarlas de posición, uno de ellos desaparecía del dibujo como por arte de magia y, casualidad, aparecía en la capucha de una de las alumnas. Sus amigas, que habían ido al taller porque su credulidad respecto a la magia estaba muy limitada, se preguntaban cómo había desaparecido el duende, eso sí, pero respecto a su aparición en la capucha la única duda que tenían era respecto al momento en que la monitora lo había colocado allí. En cualquier caso, todos estos trucos hicieron las delicias de los participantes en el taller.

Algunos de ellos habían asistido ya a otros cursos, y estaban impacientes por recibir más enseñanzas. Otra habilidad que abordaron fue la de usar la tabla para la adivinación de fechas.

Pero todo esto no parecía ser bastante para algunas de las niñas. Así fue al menos para Julia Arena, que cuando estaba en plena faena trabajando con su tablilla mágica, se le ocurrió preguntar: "¿El año que viene qué vamos a hacer?".

Tras este grupo, fue el turno de los niños menores de siete años, que aprendieron a realizar trucos mucho más sencillos. Todos ellos se entusiasmaron con la idea de sorprender a sus familiares y a otros niños con las ilusiones. El taller ha tenido muy buena acogida, y todos los participantes quieren repetir en próximas ocasiones. Quizá esté en marcha ya una cantera de magos en Nava.

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