"Generosidad, humanidad, tranquilidad, cercanía y valores". Es la descripción con la que Alejandro González, un alumno de catequesis de Pepe Tartiere, recuerda y trata de definir al que fuera fundador de la organización local Solidaridad con Benín. Un recuerdo llegado nada menos que desde Suecia, donde reside González, que fue leído durante la misa celebrada ayer en Noreña en honor al que fuera catequista, fallecido el pasado día 14, y que sirvió para transmitir el sentir de generaciones y generaciones de jóvenes que, como Alejandro, no olvidan el legado del nieto del que fuera presidente del Real Oviedo, Carlos Tartiere.

La ceremonia, promovida por los feligreses de Noreña y Anes, parroquias con las que Tartiere tenía gran apego y en las que impartía la catequesis durante sus estancias en el palacio de Agüeria, contó con la presencia de su viuda, Pilar Labayen, y las hermanas del fallecido, que recibieron numerosas muestras de agradecimiento. "Es un consuelo percibir tanto cariño", declaró una Pilar Labayen que calificó a su marido como "un persona sencilla y para la que todos éramos iguales", así como para destacar su entrega por los jóvenes de la catequesis y de Benín. "Como no tuvo hijos eran una prolongación de su familia", señaló una viuda, que fue invitada por el párroco, Pedro Tardón, a seguir visitando Anes y Noreña. "Pilar esta es tu casa y lugar de raíces de un Pepe que marcó nuestras vidas y la de nuestros pueblos", le indicó.