Más innovación y menos sacrificios. Esas cinco palabras podrían servir de escueta radiografía de la evolución que vive en los últimos el sector cárnico, motor de la economía de Noreña. Un área que en los últimos días ha visto cómo una empresa a la vanguardia de los productos elaborados como La Noreñense era adquirida por una multinacional navarra, mientras que Alperi Cuesta, empresa con el último matadero industrial de cerdos de Asturias, cesaba su actividad.

Si bien los recientes acontecimientos podrían venir derivados de cuestiones particulares, lo cierto es que existen antecendentes que pueden servir de apoyo para evidenciar una tendencia de cambio en el sector. El caso de Alperi Cuesta llega apenas dos años después de que el Matadero Central comenzara el proceso para su cierre y confirma el declive de las empresas orientadas a los sacrificios con fines industriales. Del mismo modo, el caso de La Noreñense podría relacionarse en cierto modo con el impulso de otras industrias como Embutidos El Hórreo, la decana con más de un siglo de antigüedad, que este año tuvo que trasladarse a Meres, en Siero, para poder seguir creciendo.

Todos estos hechos pueden servir de aviso a navegantes sobre por dónde pueden venir los tiros de un sector que en su día convirtió a Noreña en el concejo a la cabeza de la renta per cápita regional y uno de los punteros a nivel nacional, y que curiosamente, ve como la pérdida de músculo va acompañada paralelamente de la caída del municipio en estos ránkings que hasta hace no tanto tiempo encabezaba.

En el lado negativo se sitúan el cierre tanto del Matadero Central como la mala situación de Alperi Cuesta, cuyos trabajadores -unos 28 entre asalariados y miembros de las dos familias propietarias- confían en que la situación de concurso de acreedores voluntario al que está sometido la compañía pueda ser reversible y la industria pueda volver abrir sus puertas para retomar la actividad.

Asimismo, hay que añadir que en los últimos años, tanto productos Álvarez como Embutidos El Hórreo tomaron el camino de irse a Llanera y Siero, respectivamente, para seguir creciendo ante la incapacidad de hacerlo en el concejo que les vio nacer y aumentar de manera exponencial su capacidad de generar producción y empleo.

Sin embargo, también hay motivos para la esperanza. Después de una dura crisis, Noreña todavía conserva una veintena de industrias cárnicas de tamaño considerable que dan trabajo a medio millar de personas, lo que sigue suponiendo en torno a la mitad de la totalidad del sector. Asimismo, los planes para reabrir el Matadero Central por parte del Grupo Panero dejan abiertas las puertas a que la Villa Condal vuelva a ser una referencia regional tanto para los sacrificios como para la comercialización de la carne. Una reapertura que podría tener lugar en el mes de febrero si se cumplen los planes de los nuevos propietarios.

Entre medias se encuentran las industrias que, si bien viven una situación aceptable, reconocen que cada vez son más las dificultades para competir en el mercado. Unas dificultades que en muchos casos son subsanables, como es la demanda de mejorar el acceso de camiones de gran tonelaje a industrias que se encuentran en puntos poco accesibles como es el caso de Juntamar, otra de las compañías de referencia que se mantienen activas.

La clave, la innovación

Lo que queda totalmente claro es que el camino para seguir generando empleo y actividad es la innovación. Si no que se lo pregunten a industrias como La Noreñense, El Hórreo o Juntamar, que con una amplia oferta de productos elaborados y novedosos como pueden ser los embutidos saludables o sin humos de El Hórreo, han encontrado hueco en mercados de todo el mundo, superando en muchos casos los 20 países como destino de productos que, en algunos casos guardan puramente la esencia asturiana como los callos o la fabada.

Por otro lado, existe una clara apuesta por la investigación en el concejo a través de las instalaciones de la Asociación de Industrias Cárnicas de Asturias (Asincar), cuya gran actividad, vinculada tanto al sector cárnico como a otros campos de la alimentación, ha conseguido que sus instalaciones se queden pequeñas. Clara muestra esta de que la industria cárnica de Noreña avanza cada vez más hacia los laboratorios en detrimento de los macelos.