La actividad industrial de Llanera se concentra hoy en día en sus grandes parques empresariales. A mediados del siglo pasado destacaba la extracción minera y el sector ferroviario. Pero en el ADN industrial del concejo figuran la cerámica y la alfarería. Muchos recordarán la fábrica Cerámicas Guisasola, todo una enseña que cerró sus puertas en 1979. Sin embargo, esta tradición viene de muy atrás. Tanto como 2.000 años.

Y es que la tradición alfarera en Llanera se remonta a tiempos del Neolítico, pese a que no hay grandes hallazgos que puedan aportar más datos. De lo que sí se tiene constancia, es que durante los siglos II y III, en tiempos del Imperio Romano, Llanera contó con gran actividad de este tipo.

El 16 de febrero de 1999, como atestigua Otilia Requejo en su informe "Noticia sobre el descubrimiento de los hornos romanos de la Venta del Gallo", durante los trabajos de construcción de la AS-II fueron encontrados en la finca El Cueto, ubicada en el Alto La Corona, en la parroquia de Cayés, cinco hornos romanos.

El enclave, y siempre según Requejo, era propicio para tal explotación. La calidad y abundancia de arcillas, la proximidad de los ríos Nora y Noreña , además del aprovechamiento de la orografía, que permitía enterrar los hornos para facilitar su uso y construcción, hizo que los romanos se decantasen por Cayés.

En los, cómo mínimo, cinco hogares aparecidos en la Venta del Gallo, los romanos construían ladrillos y tejas romanas. Además, se cree que en el entorno no sólo había hornos, sino que el tejido industrial abarcaría también la creación de zonas de almacenaje y tratamiento del producto final, que en este caso atendería a materiales de construcción arquitectónica.

Precisamente, estos materiales serían principalmente adoquines, ladrillos y tejas; de los que se encontraron restos entre los 10.000 fragmentos encontrados durante las excavaciones. También aparecieron trozos de roble, lo que apunta a que éste sería el principal combustible utilizado en la época.

Tanto los materiales fabricados en Cayés como los hornos, guardan similitud con otros vestigios encontrados en Francia o Inglaterra. Cuatro de los cinco hornos hallados presentan un modelo de planta cuadrada con corredor, construcción inequívoca de los siglos II y III. Esto demuestra que, pese a haber tenido lugar hace 1.800 años, los romanos ya utilizaban estándares de construcción y que había una industria detrás de toda esta previsión. También deja entrever que había un sistema de distribución desarrollado.

Para preservar los restos, en su momento se decidió revisar el trazado de la actual AS-II. Además, se desmontó y trasladó uno de los hornos al Museo Arqueológico de Asturias, mientras que el resto de estructuras fueron debidamente protegidas en el lugar del hallazgo.

La tradición alfarera en el concejo se mantuvo hasta bien entrada la Edad Media. También en el siglo XVIII hubo una fuerte actividad ceramista en la localidad llanerense de Villayo, conocida por su cerámica negra.

El último gran ejemplo de industria alfarera en el concejo sobrevivió de la mano de Cerámicas Guisasola, que cerró sus puertas en la segunda mitad del pasado siglo XX.