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Medio siglo de pupitres en Logrezana

José Manuel García repasa sus 27 años de enseñanza en las "piezas de museo" en las que aún estudian en la actualidad cinco alumnos: "Antes teníamos treinta"

En primera fila, Lucas González, Nahla González y Rafael González; detrás, César Valdés y Paula Pérez, con Carmen María García y José Manuel García, "Pepe el Maestro", de pie, el pasado jueves, en la escuela rural de Logrezana. I. G.

Los pupitres de la escuela rural de Logrezana rezuman historia. Según José Manuel García Yebra, "Pepe el maestro", los pupitres son de los años sesenta. Y apunta un matiz: "No tienen espacio para el tintero que había cuando yo estudié". García fue maestro en esta escuela durante 27 años, desde 1984 hasta 2011. Cuando comenzó a dar clase en Logrezana, el piso era de madera y el número de alumnos era bastante superior a los cinco que hay actualmente en el aula dirigida por Carmen María García. "En el curso 89/90 había 26 críos y antes se superaba la treintena", detalla Pepe El Maestro, como algunos todavía le recuerdan pese haberse jubilado ya hace unos años. En su momento, en 2001, García solicitó que los pequeños permanecieran en la escuela hasta 4º de Primaria y "eso dio vida a la escuela", que año tras año perdía alumnado.

Esos niños estudiaban sentados en unos pupitres de otra época, en la que un cuadro de Franco presidía el aula. Los pequeños estaban y están protegidos del suelo por el reposapiés de madera que aún se mantiene. "Además, la inclinación de la mesa es mejor que las actuales porque no carga la espalda a la hora de escribir", relata Pepe El Maestro, que durante su etapa de docente cuidaba esas "piezas de museo". "Pese a todo, son modernos; están hechos de madera de haya y con el paso del tiempo están desgastados, si fueran de castaño estarían impecables", indica el maestro, que se declara un enamorado de la madera.

Cuando García era el maestro, los alumnos de más edad y, por tanto, de mayor envergadura, se sentaban en las últimas filas, compartían pupitre. "Un maestro rural hace realidad aquella frase de Alejandro Casona de 'La escuela es el maestro', porque hacíamos de todo por luchar y mantener el centro", relata este hombre, que cuando salía de clase solía echar una mano en un bar familiar de nombre "La Nozalera", en Perlora.

Pepe El Maestro está muy ligado a la escuela de Logrezana. Es más, impartió no pocas lecciones a Arancha Bango, madre de Rafael y Lucas González, actuales alumnos, y también al padre de la también pupila Nahla González, Fernando. Esos pequeños estudian en los mismos pupitres que sus progenitores y mantienen viva la historia de una escuela que supera en tan solo un alumno el mínimo de pupilos que la consejería de Educación y Cultura exige para mantener abierto un centro educativo. Los pequeños abandonarán el centro en cuanto lleguen a 4º de Primaria. "Antes estaban hasta Segundo", apostilla José Manuel García.

Momentos después, el maestro durante 27 años recuerda cuando el suelo de la escuela rural de Logrezana era de madera. "Estaba carcomida y si un lapicero se caía entre los huecos era irrecuperable", indica, para después echar la vista atrás y matizar que los alumnos de entonces procedían no solo de Logrezana, sino también de Prendes, Rebollada (Guimarán) y Coyanca (Perlora). Actualmente, la pequeña Paula Pérez, la mayor de los alumnos con siete años, es la única de Rebollada.

Y entre anécdotas y más anécdotas sobre los veintisiete años de docencia de José Manuel García, los alumnos de esta escuela rural de una parroquia con algo menos de cuatrocientos habitantes siguen estudiando en aquellos pupitres que, pese a estar cuidados, han cumplido ya más de medio siglo en una escuela que fue inaugurada un 5 de octubre de 1923, hace ahora algo menos de 94 años.

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