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La cárnica Alperi Cuesta cierra en Noreña tras 30 años de actividad

La empresa comunica su liquidación a los empleados después de fracasar las negociaciones para su venta

Las instalaciones de Alperi Cuesta en Noreña. L. BLANCO

La empresa cárnica Alperi Cuesta de Noreña echará el cierre de manera inminente al no fructificar las negociaciones para su venta, después de acogerse el pasado diciembre a un concurso voluntario de acreedores con la intención de quemar los últimos cartuchos para salvar una industria que funcionaba en la Villa Condal de manera ininterrumpida desde el año 1986. Un duro golpe para el sector local que tenía en esta compañía el último matadero industrial porcino de la región, que desde mediados del mes pasado dejó de funcionar ante la mala situación económica de la empresa.

Según datos del registro mercantil, Alperi Cuesta contaba en el año 2016 con 28 empleados, entre los cuales se encuentran varios miembros de las dos familias propietarias. Una plantilla a la cual se le comunicó esta semana de manera verbal que los intentos por vender el negocio no habían prosperado por lo se procedía a la liquidación, que esperan comunicar por escrito en los próximos días.

Los problemas se remontan especialmente al último año, cuando las pérdidas de la empresa empezaron a afectar a su funcionamiento normal hasta que a mediados de diciembre cesó la actividad tanto en lo que respecta a los sacrificios del matadero como en la atención al público. Pese a todo, los trabajadores, que según fuentes sindicales estaban al día del cobro de sus nóminas, siguieron acudiendo a su puesto de trabajo con la esperanza de que los intentos de la propiedad por traspasar el negocio diese sus frutos.

Poco más de un mes después se cumplen los peores de los pronósticos y se anuncia un cierre que deja a Noreña sin ningún matadero activo a la espera de la reapertura del Matadero Central de Asturias por parte del Grupo Panero, que está previsto que se lleve a cabo el próximo mes con una plantilla inicial de unos 20 trabajadores. Una situación atípica para un concejo que según las estadísticas aporta la mitad del empleo de la industria cárnica de la región.

Ahora los alrededor de veinte trabajadores asalariados de Alperi Cuesta se resignan a tener que buscar un nuevo empleo, sabedores de las limitaciones que muchos tendrán por factores como la edad. "La mayoría estamos en torno o por encima de los 50 años y sabemos que lo tendremos difícil para encontrar un trabajo", señala uno de los empleados que serán despedidos en las próximas fechas, poniendo punto y final a tres décadas de una de las industrias cárnicas familiares más emblemáticas del municipio chacinero.

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