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El matadero reactiva el polígono de La Barreda

La actividad del antiguo macelo, antes incluso de comenzar los sacrificios, se traduce en un gran movimiento de vehículos y productos

Nuria Pazos, Usi Fernández y Pablo Pazos, junto a la figura del sabadiego distintiva del bar del matadero de Noreña. MANUEL NOVAL MORO

Muchos auguraban un futuro muy poco halagüeño para el antiguo Matadero Central de Asturias desde que la empresa Junquera Bobes lo cerró en el verano de 2014 por problemas financieros. Sin embargo, la actividad en sus dependencias está siendo cada vez más ferviente. Hace quince días que Panero Logística comenzó a operar en las instalaciones y, si bien todavía no ha comenzado la actividad de sacrificio de reses, sí hay un gran movimiento de vehículos y productos. La distribución de alimentos perecederos, como fruta, quesos, carne o leche se ha establecido de tal manera que la empresa ya tiene en las instalaciones el principal punto de salida de sus productos hacia el resto de España y a varios paises de Europa, aunque conserva parte de la actividad en la parroquia de Granda, en el vecino concejo de Siero.

La intención del gerente es recuperar en breve plazo el sacrificio, que por el momento sólo se dedicará a canales de ganado vacuno, y contará con unos veinte trabajadores.

En cualquier caso, la recuperación de la actividad ha supuesto una reactivación del polígono de La Barreda, que tenía en la empresa cárnica uno de sus principales baluartes.

Y una de las señales de esa vuelta de la actividad es la apertura del bar. El establecimiento llevaba cerrado tres años. Cesó su actividad incluso antes de que el macelo regentado por Junquera Bobes dejase de funcionar. Pero desde que el grupo Panero retomó la actividad, el bar cobró vida de forma paralela, y con un nombre muy noreñense: "El rincón del sabadiego".

Lo regentan el matrimonio formado por Pablo Pazos y Usi Fernández, con la ayuda de su hija, Nuria Pazos, que compagina sus estudios universitarios con el apoyo a la familia. En cuanto vio la oportunidad, el matrimonio no se lo pensó, y decidió ofrecerse para dar de nuevo vida al bar.

"Nosotros teníamos un 'foodtrack', que llevaba ya el logotipo del sabadiego, y decidimos trasladarnos aquí y seguir con la misma idea", explica Pazos.

Lo cierto es que, a pesar de que el bar empieza en una de las épocas de menos actividad del año, la aceptación es buena.

"Este bar siempre funcionó; no solo por el matadero, sino también porque tiene muy buena ubicación", dice Pazos. De hecho, es el único que hay en el polígono de La Barreda, y tanto trabajadores como transportistas tienen aquí su lugar más cómodo.

"Además, jugamos con que hay un aparcamiento extraordinario, y eso siempre es una ventaja; mucha gente prefiere quedarse aquí, que hay mucho sitio para aparcar, a tener que buscar en Noreña, que es más difícil". Esta ventaja se nota en la aparición constante de clientes nuevos. "Vemos muchas caras nuevas, gente que se nota que viene de paso", asegura Pazos.

Asimismo, el bar también da servicio a los vecinos de Argüelles, muchos de los cuales, antes de que cerrase, eran ya clientes. "Poco a poco está empezando a venir la gente; supongo que hasta ahora muchos no se enteraron, y lo que está funcionando es el boca a boca, dice.

El regreso del bar se toma en el polígono de La Barreda como una señal de que vuelve la actividad en una zona que fue puntera y que, debido a la crisis y otras circunstancias, ha perdido a empresas importantes que fueron referente en la industria cárnica. "La gente viene y está contenta, empezamos a tener clientes fijos, y eso es buena señal", concluye Pablo Pazos.

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