La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Grado llora por su huerta, antes despensa de Asturias: "Ni está ni se le espera"

Grado llora por su huerta, antes despensa de Asturias: "Ni está ni se le espera" S. ARIAS

"La huerta de Grado no está ni se le espera", comentó ayer Raúl Fernández, agricultor jubilado, en la inauguración de la tienda de Campoastur, la mayor cooperativa del campo asturiana, en los viales de Peñaflor. Una visión pesimista del sector primario del concejo, que durante décadas fue la huerta y de las principales despensas de Asturias, y que comparte con los agricultores presentes. "La huerta está muy mal por culpa de los intermediarios, dicen que se venden los calabacines a 5 euros y yo tengo miedo que los que lo producen no cobren ni 5 céntimos", apostilla.

El principal factor que ha incidido en la pérdida de terreno productivo para verduras y hortalizas en el concejo moscón la sitúan los agricultores en la entrada de las grandes superficies a partir de la década de los noventa del pasado siglo. Entonces, cada domingo salían camiones y vagones de tren llenos de repollos o cebollas, pero la entrada de las cadenas alimentarias bajó los precios de los productos gracias a las ventas mayoristas, lo que supuso que muchos dejasen de cultivar sus terreno. "Igual ganas menos que hace veinte años, lo mismo que pasa con la carne, se vende por debajo de lo que cuesta producir", señala José María García, ganadero.

Raúl Fernández apunta que no tienen a quién vender los cultivos al no ser grandes productores, lo que les obliga a bajar aún más los precios para dar salida al alimento perecedero. "Estuve treinta años en el mercado y vendía más hace cuarenta años que hace veinte con 400 lechugas. Ahora no venden ni cien porque la gente las encuentra más baratas en otros sitios",añade Isabel García.

Los profesionales del sector creen que habría que incentivar a los jóvenes para poner en producción los terrenos que se van abandonando por un lado y otro del concejo. No sólo está la vega de Peñaflor y Castañeo, la joya de la corona, sino también el pequeño río Cubia, que deja buenas superficies de cultivo a su bajada desde Tolinas. "Hubiera servido una concentración parcelaria pero ahora ya no, no creo que la vega vuelva a ser lo que era", comenta José Manuel Martín.

Un pesimismo que se agrava con la producción invernal de repollos, berzas y coliflores, muy afectada por el frío y las heladas. "Afectó mucho la ola de frío, ni tira ni crece", dice José Manuel de la Grana. "La niebla y la mosca blanca hacen mucho daño", añade Carmen Herrero, productora de cebollín y tomate.

Como dice Raúl Fernández: "Da pena ver una huerta tan productiva y decadencia".

Compartir el artículo

stats