La instalación o no del potro de Ables no se resolverá en las urnas. Los vecinos buscarán consenso para decidir la instalación del elemento etnográfico, como así anunció la concejala de Participación Ciudadana, Isabel Fernández (Somos) en el Pleno del jueves. Si bien el acuerdo no está cerrado, fuentes consultadas aseguran que la resolución del problema podría pasar por adoptar una solución intermedia: "poner el potro pero no exactamente en el sitio que había previsto el Ayuntamiento".
"Antes de forzar unas votaciones intentamos propiciar que hubiese un acuerdo, y se han dado bastantes pasos", respondió Fernández en la sesión plenaria a pregunta de Alfonso Cicero, edil de Ciudadanos. Si bien el acuerdo parece estar próximo a cerrarse, la baja laboral del técnico municipal encargado de elaborar la documentación necesaria para cambiar el proyecto está dilatando la firma.
Las principales quejas sobre la ubicación del potro prevista por el Ayuntamiento fueron realizadas por un grupo de vecinos que consideraban la instalación del bien etnográfico un estorbo para la circulación de grandes vehículos y del estacionamiento.
Ante esta situación, el Consistorio invitó a los residentes a realizar una asamblea, que se celebró en la primavera de 2015, y en la que se votó a favor de la colocación del instrumento. Semanas después, y tras las elecciones municipales y el cambio de gobierno local, algunos vecinos convencieron al tripartito para que frenase las obras. Entonces el gobierno local emplazó a los de Ables a realizar un referéndum coincidiendo con las elecciones a la alcaldía de barrio.
Precisamente en los comicios parroquiales se vivió una de las situaciones más surrealistas en relación al potro. En plenas votaciones se constató que el censo no era válido, teniendo que ser anuladas. Desde entonces, Fernández, edil que ha tomado las riendas en esta situación, ha insistido en su intención de solventar la disyuntiva sin acudir a las urnas. Parece que está cerca de conseguirlo.
