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"No es admisible", dicen los polesos del nuevo polideportivo, con daños por el viento

Los equipos disputan sus partidos pese a la filtración del agua de lluvia en la instalación por la rotura de su cubierta a dos meses del estreno

Aspecto desde el exterior de la cubierta dañada ayer. L. BLANCO

"¿Cómo es posible que se rompa un techo que en teoría está nuevo?". Esa pregunta se hacían ayer muchos de los usuarios del nuevo polideportivo de Pola de Siero, estrenado hace dos meses y que costó más de 3 millones. A lo largo de la mañana de ayer se mantuvieron en vilo por la filtración del agua de lluvia en la pista principal, después de que el temporal arrancase en los dos últimos días parte de la cubierta lateral de la instalación.

Los primeros en saltar a la pista fueron los equipos de la Escuela de Fútbol Sala de Siero. Si bien al principio no tuvieron impedimento alguno, a lo largo de la mañana se encontraron con algunas gotas que retiraron con la mopa sin tener mayor complicación. "Decidimos que lo mejor era colaborar para que todo saliera adelante", comentó el director de la escuela, Hugo Nava.

Esta postura de colaboración no impidió que durante un tiempo se valorase la posibilidad de suspender los partidos. Algo que se descartó finalmente por los propios equipos al considerar que la cantidad de agua caída sobre el terreno de juego no era excesiva, así como el propio Patronato Deportivo Municipal, que supeditó dicha suspensión a que hubiera grandes dificultades para jugar, que al final no se produjeron.

Ello no impidió que se sucedieran las quejas de los usuarios, que no entienden como un equipamiento tan nuevo pueda tener estos problemas. "No es normal que al primer golpe de viento el techo eche a volar", señaló el poleso Diego Alonso, mientras que técnico del equipo benjamín de la escuela de fútbol local, Álex Roza, miraba con recelo el estado de la cubierta. "Hace falta fijarse, pero se ve que faltan varias placas", indicó.

Una situación que obligó al propio patronato deportivo a movilizarse para buscar una solución que llegaría en torno a las cuatro de la tarde cuando se colocaron y aseguraron las placas que había arrancado el viento. Previamente, el viernes por la tarde, hubo un intento por recolocar las mismas, pero ayer por la mañana podía verse como algunas de las recolocadas y otras habían volado de nuevo. Incidentes que, por suerte, no produjeron ningún daño personal y los técnicos trabajan para que no vuelvan a producirse.

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