La polesa Clavelina Blanco se ha convertido, a sus 83 años, en una abanderada de la lucha contra los excesos del impuesto de sucesiones. La recogida de 5.000 firmas solo en la Pola y la vehemencia del discurso con que defiende su postura la han convertido en una persona muy popular dentro y fuera de Asturias.

-Usted fue una afectada.

-Yo era una afectada, pero no pensé en mi. Aunque me fastidió muchísimo. Mi hermano estuvo 70 años en Venezuela, murió a los 95 años allí, trabajó muchísimo toda la vida y luego Venezuela se queda con todo lo de allí. Gracias a que tenía aquí algo, y eso fue lo que nos repartimos. De repente, me tocan 300.000 euros, me quitan 80.000. Si vivo en Santander o en Madrid, pago por lo mismo 800. Eso es una barbaridad.

-Hay quien cree que el impuesto es una medida social.

-Pero no lo es. La gente me decía que eso es cosa de ricos. ¿Quién es rico con 300.000 euros, o por tener un piso? Y si recibes dinero, todavía, te quitan parte, pero si heredas una propiedad, tienes que pagar, y hay gente que no tiene dinero. Es peor todavía. Yo no tenía ni idea de estas cosas, y como yo, miles de personas, gente de por aquí, mayores, que no sabemos nada de esto y nos encontramos con estos cobros. ¿Eso significa que los asturianos somos ignorantes? No. ¿Por qué no advierten a la gente de lo que tiene que pagar si acepta la herencia?. Cuando la aceptas ya no puedes renunciar. Esa es la trampa. Quieren dinero.

-Usted defiende, sobre todo, la igualdad.

-Aunque tuvieras el dinero para pagarlo, ¿son más guapos los de Santander o los gallegos que nosotros? La mayoría de las comunidades no pagan tanto impuesto. Solo nosotros. Y yo creo que todos tenemos unos derechos y unas obligaciones. O pagamos todos 80.000 o pagamos todos 800 euros.

-¿No le gusta que cada comunidad vaya por libre?

-Nosotros no nos negamos a pagar. Simplemente no queremos pagar ni un euro más ni un euro menos. Eso es lo lógico. Este impuesto nos convierte en ciudadanos de segunda y, además, está empobreciendo Asturias. Alguna me dice que la culpa es de los ricos que marchan. Yo le digo que es normal que se vayan. No son tontos.

-Es muy popular pero no todo el mundo la defiende.

-Sí. Muchas en la Pola me dicen: "tú, ¿de qué te quejas?", y yo les contesto: "De nada". Porque es verdad. Porque yo, cuando era muy pequeña, venía desde Valdesoto a por el pan antes de ir a la escuela, quedé huérfana muy pequeña y no comí un pedacito de pan que no me lo haya ganado yo. ¿ Y ahora que voy a hacer 83 años tengo que seguir teniendo problemas? No quiero que les quiten lo poco que tienen a mis hijos cuando yo me muera. ¿Es eso justo? ¿Cuántas familias hay en la Pola que no se hayan sacrificado para tener un piso? ¿Son ricas esas personas? Con estos impuestos no están fomentando el ahorro. Me parece completamente injusto.

-Y, si se suprime ese impuesto, ¿con qué se suple?

-Hay que gestionar bien el dinero. Hasta ahora hubo mucho despilfarro, y en Asturias hay demasiados cargos públicos: Gobierno, consejerías, la Junta General, altos funcionarios para un millón de habitantes, que es un barrio de Madrid. ¿Se necesita tanta gente para un millón de personas? ¿Tienen que quitárnoslo a nosotros para pagar todo esto? Y nosotros queremos dejar claro que lo que defendemos está al margen de colores políticos. No tiene nada que ver.

-¿Cree que su éxito se debe a que tiene más de 80 años?

-Sí. A esta edad creen que ya no valemos para nada. Vieron que una mujer mayor, casi sin formación, les decía lo que decía, que es de sentido común, y todo el mundo se sorprendió. Y yo creo que la gente de mi generación fuimos muy generosos, con todo lo que pasamos, haciendo borrón y cuenta nueva.