"Los bolos en Noreña tienen un padre y ese no es otro que Emilio Alperi". Así de rotundo se mostró ayer el expresidente de la Federación Asturiana de Bolos Desiderio Díaz, en la despedida del que fuera presidente de la peña Villa de Noreña desde su creación hasta su fallecimiento el pasado miércoles. Despedida en la que la gran asistencia dejó patente el aprecio por Alperi, especialmente del mundo del deporte autóctono, que contó con una nutrida representación en el funeral oficiado por Pedro Tardón.

El propio Díaz, que colaboró codo con codo con Alperi en la creación de la peña allá por 1999 no sólo destacó el legado deportivo de Alperi, sino que valoró su faceta personal, que le hizo dejar huella incluso al otro lado del charco. "Cada vez que viajábamos a Argentina nos preguntaban por él", indicó el exdirigente en relación a los muchos amigos que hizo Alperi en su etapa como monitor de bolos en el país sudamericano.

Tampoco quiso faltar a la cita el exalcalde de Noreña César Movilla, que rememoró como los bolos echaron a andar en la villa, después de más de medio siglo sin bolera. "Redactamos juntos la primera convocatoria de asamblea de la peña en mi despacho de la casa de la cultura", relató Movilla para luego valorar otras facetas del fallecido. "Era exigente para lo suyo, pero colaborador con todo", resumió un exalcalde que dio por hecho que "allá donde esté Emilio se estará jugando a los bolos".

No menos emocionado se mostró el campeón del mundo y jugador de la peña Villa de Noreña desde su creación, Bernardo Menéndez, que incluso portó el féretro a su entrada a la iglesia de Noreña. "Nuestra relación trascendía de los bolos y era más que amistad", dijo un Menéndez que ensalzó especialmente el carácter polifacético de su presidente. "Todo lo que hacía se le daba bien", apuntó sobre su papel tanto en los bolos como en la pesca, la caza y, especialmente, el trabajo de cantera.

Una vinculación a los bolos que llevó al párroco a señalar a sus amigos de los bolos como "parte de su familia" y a su propia familia a cubrir con una camiseta de la peña Villa de Noreña el féretro en su viaje hasta el templo noreñense.