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La Pola | Maravillas del mercado

El huevo de oca, estrella del invierno

El alto valor nutritivo y el tamaño distinguen el producto, muy utilizado para decorar durante la fiesta de Güevos Pintos

Amelia Menéndez, con un par de huevos de oca. MARIOLA MENÉNDEZ

En el mercado de los martes de Pola de Siero no sólo se pueden encontrar huevos caseros de gallina, sino también de oca, y hay que aprovechar porque ahora es la época en la que ponen estas aves. Lo confirma Amelia Menéndez, de Vega de Poja, que ayer vendía algunos en su puesto de la plaza. "Empezaron a poner a últimos de enero", destaca la mujer, que agrega que sólo los dan unos dos meses al año y no lo hacen todos los días, suelen espaciar las puestas entre tres y cinco días.

De ahí que los huevos de oca sean mucho más difíciles de conseguir y, por lo tanto, su precio también sea más elevado que los de gallina. Esta sierense vende los de oca a dos euros la unidad, aunque se llegan a comercializar hasta por cuatro, cuando la docena de los otros ronda entre los 2,5 y los 3 euros si son caseros.

Amelia Menéndez comenta que los de oca, además de para comer, suelen ser muy demandados para pintarlos cuando se acerca la festividad de Güevos Pintos, una de las más populares de la Pola. Muchos los reclaman para dar rienda suelta a su creatividad. En general, estos huevos, que ayer se podían comprar en varios puestos del mercado, llaman la atención del público por su gran tamaño.

"Son muy ricos y a mis nietas les encantan", apunta. También son mayores que los de gallina. Y si no que se lo digan a su marido, Rufino Vigil Cifuentes, que un día que Amelia Menéndez le preparó una tortilla francesa con un huevo de estos casi no la pudo terminar. "Tenía dos yemas y dos claras", explica ella. Así que si él estima que la equivalencia de uno de oca puede ser de tres de gallina, en este caso era como comer una tortilla de cuatro huevos. Casi no entraba en la fuente. Menéndez no duda en afirmar que estos huevos "tienen mucho alimento".

Los amantes de los huevos de oca destacan que su yema es muy sabrosa y bastante grande respecto a su clara. Además, al igual que otros con cáscara dura, tiene una larga fecha de caducidad. Pero su principal beneficio es su alto valor nutricional, lo que les convierte en muy saludables. Tiene un alto porcentaje de ácidos grasos no saturados, así como minerales como hierro, zinc, potasio, fósforo y magnesio. También contiene vitaminas A, B y E, propiedades antioxidantes y proteínas.

Admiten multitud de recetas y formas de cocinarlos. Las más habituales son en tortilla, revueltos o fritos. Se cocina muy parecido al de gallina, aunque precisa algo más de tiempo.

Es recomendable aprovechar esta época de puesta para adquirir este sabroso producto, que tiene su hueco en el mercado de la Pola, en el que no faltan los más deliciosos productos de la aldea asturiana.

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