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Cabranes lidera la alternativa alimentaria

La cooperativa Kikiricoop, asentada en el concejo, produce alimentos con una profunda vocación social y de arraigo al territorio y a la naturaleza

María Arce, Íñigo González, Verónica Sánchez, y Sergio de la Hoz, con los niños Eneco, Yago y Oliva. M. NOVAL MORO

Los cinco miembros de la cooperativa Kikiricoop, afincada en Cabranes, han querido hacer bueno el dicho según el cual "si no vives como piensas, acabarás pensando como vives". María Arce, Verónica Sánchez, Íñigo González, Sergio de la Hoz y Guillaume Duval, cansados de la precariedad laboral, decidieron un día emprender su propia aventura empresarial y hacerlo conforme a sus ideas. Provienen del mundo asociativo, de colectivos agroecológicos, del feminismo, de la solidaridad, y han querido que toda esa experiencia deje poso en su trabajo.

Así nació una cooperativa en la que, además de gestionar dos negocios, la producción de la ambrosía "Asturcilla" y la empresa de catering "Con-fusión comidas", plasman su forma de entender la economía, la política y la sociedad.

La idea de la Asturcilla nació a partir de un grupo de consumo del que formaba parte Sergio de la Hoz y de un proyecto de recuperación del avellano en Piloña. De ahí surgió la idea de un producto que incluyera la avellana. La delicia "neopaisana", como ellos la llaman, está hecha conforme a sus principios éticos. "Queríamos favorecer la soberanía alimentaria, que tuviera arraigo en el territorio y que implicara el comercio justo", explica María Arce. El producto tiene leche y avellana autóctona y cacao de comercio justo. Y no se trata tanto de etiquetas como de generar un beneficio vinculado al arraigo en el territorio. "Tomamos decisiones que nos hubieran abierto muchas puertas, como renunciar a la calificación de producto ecológico, porque los productores de avellana no son ecológicos. Hemos preferido que el producto fuera lo más local posible".

También se han querido diferenciar en la financiación. Para poner en marcha los proyectos utilizaron el "crowdfunding" con la entidad Coop57 de servicios financieros éticos, con muy buen resultado. "Pedimos 10.000 euros y la cantidad óptima se puso en 15.000, y la respuesta fue impresionante, recaudamos 14.200 euros con la participación de casi 300 personas", dice María Arce, convencida de que la iniciativa "te da un termómetro de la sociedad, ves que la gente apoya este tipo de iniciativas, y abre un resquicio en esta economía que está en la cuerda floja".

Y hasta son pioneros en la gestión de sus asuntos familiares. Su cooperativa organiza el cuidado de los niños como trabajo remunerado dentro de la entidad. Uno de los socios se encarga cada vez de cuidar a todos los niños y cobra por ello.

Todo con la idea de ofrecer a Asturias y al mundo otra forma de ver las cosas: productos respetuosos con el medio, sanos y libres de aditivos perniciosos, y una forma de trabajar respetuosa con las personas y su entorno.

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