Una sucesión de tormentas y calmas y la más pura casualidad quisieron que hace casi quinientos años Carlos de Gante -coronado después Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico- desembarcara en lo que entonces era la playa de Tazones. Unas cincuenta personas siguieron ayer sus pasos en la visita guiada que ofreció el profesor de la Universidad de Oviedo Álvaro Solano Fernández-Sordo, coordinador de las jornadas que la Fundación José Cardín organiza en torno a este quinto centenario.

Una mezcla de sorpresa y miedo fue lo que inundó Tazones ante la llegada de las cuarenta embarcaciones que acompañaban al futuro monarca. "No lo esperaban, no sabían ni siquiera que él sería el rey", apuntó el coordinador, para quien lo más plausible es que la población local temiera una invasión francesa, pues el conflicto con el país vecino aún estaba reciente y todavía continuaría. Por suerte, en el séquito de Carlos de Gante viajaban castellanohablantes que pudieron explicar de quién se trataba. Una de las primeras referencias que pudo tener el futuro monarca fue la de una torre hoy desaparecida y que vecinos como Mari Fe Martínez o Xicu Díaz siempre han ubicado en la plaza situada frente al puerto de Tazones. Solano explicó ayer que se trata de una ubicación aproximada, pues es complejo saber a ciencia cierta dónde estaría aquella edificación, propiedad de los Hevia. Debió ser allí, por otra parte, donde los encaminaron hacia Villaviciosa y hacia la Casa de los Hevia, donde continuó la visita de ayer.

El grupo, que no perdió detalle de las explicaciones, recorrió la Villaviciosa medieval, la zona de La Oliva y el resto de muralla y reconstruyó las viviendas de la época. El recorrido por la historia concluyó en la estancia donde se cree que Carlos de Gante pasó las cuatro noches que estuvo en Villaviciosa, antes de continuar su viaje por la costa oriental.

Las jornadas continuarán hasta el 11 de mayo, desgranando cada una de las sabrosas dimensiones de este quinto centenario.