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Santa Apolonia de Pañeda quiere seguir siendo grande con cambio de directiva

Diego Nicieza sustituye a David Vega al frente de la comisión de una fiesta que triunfa por las orquestas, el buen tiempo y la carrera de burros

Siero es desde siempre, por su ubicación, por su carácter y por el empuje de su gente, un territorio festivo, y no hay parroquia del concejo que no tenga su celebración. Ya sean multitudinarias o familiares, las fiestas triunfan siempre en el concejo, y LA NUEVA ESPAÑA posa, desde hoy, la vista sobre ellas.

Sin duda, entre la variada oferta festiva del concejo, una de las celebraciones con más tirón es la de Santa Apolonia, en Pañeda Nueva, que concita gente de toda Asturias y, especialmente, de la parroquia de Anes y su entorno, incluido el vecino concejo de Noreña. Está entre las mejores fiestas "de prau" de Asturias.

La fiesta se celebra el último domingo de julio (este año será los días 29, 30 y 31) pero, como saben de sobra todos aquellos que están implicados en comisiones de festejos, el trabajo ocupa casi todo el año.

Este año, la comisión de festejos afronta un nuevo relevo. Diego Nicieza sustituye a David Vega como presidente, acompañado por Jonathan Menéndez, Adrián Menéndez, Mariano Suárez, Raquel Posada y Héctor Cabeza. La fiesta se ha consolidado en unas décadas gracias, según el nuevo presidente, a que "siempre se trajeron buenas orquestas, no suele coincidir con otras fiestas grandes y, además, hemos tenido mucha suerte con el tiempo: aunque hubo años que llovió, lo normal es que haga bueno".

La fiesta comenzó a celebrarse de nuevo, después de muchos años de parón, en 1954, coincidiendo con la inauguración de la capilla de Pañeda Nueva de Anes, auspiciada por el maestro de la localidad, Víctor Vega García,

Desde entonces, se celebró a intervalos hasta que en el año 1984 un grupo de jóvenes encabezado por Juan Luis Rodríguez, "El del Mesón", constituyen la nueva comisión de Festejos, que echó a andar la etapa que dura hasta hoy, y que sigue en pleno apogeo.

Como explica David Vega, que desde que era un adolescente estuvo vinculado a Santa Apolonia, "la fiesta empezó modesta pero creció muy rápido, cada año había más gente".

Hoy la fiesta de Pañeda tiene varias señas de identidad. La primera, la espicha. Cada Semana Santa, las antiguas escuelas de Pañeda se llenan para una fiesta gastronómica que, al mediodía y por la noche, dobla y hasta triplica turnos para dar de comer a cientos de comensales. "Suele venir la misma gente todos los años; son muy fieles, y el que viene una vez, normalmente repite", señalan.

Con esta espicha se financia la fiesta del verano. La recaudación sirve para contratar buenas orquestas, que son otro de los sellos irrenunciables de Pañeda, y para tenerlo listo todo en el verano. También están el porfolio, los socios y la lotería, pero sin la espicha dicen que todo sería distinto: "El mayor ingreso viene de ahí".

Y cuando llega el verano triunfa la corderada del sábado, para más de 500 comensales, triunfan las orquestas todas las noches y, por supuesto, sigue triunfando la merienda del lunes, momento en el que se celebra la carrera de burros, otra de las grandes cimas del éxito de Pañeda, que nunca deja de entusiasmar a la gente.

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