"Estamos con los padres en la necesidad de establecer un segundo turno de comedor, pero con los medios personales actuales no se cumpliría la normativa". Así respondía ayer la directiva del colegio público "Condado de Noreña" a las demandas realizadas la pasada semana por la Asociación de Madres y Padres (AMPA) del centro en las que aseguraban que el colegio se negaba a duplicar el servicio. Esto es algo que los responsables del centro educativo desmienten, pues recuerdan que bajo la misma dirección ya existió doble turno, pero puntualizan que entonces "los medios humanos eran otros".
La directiva del centro asegura que establecer un segundo turno sería también positivo para ellos. "Nos evitaría tener que limitar los usuarios y establecer criterios de selección", señalan. No obstante, recuerdan que las limitaciones vienen impuestas de la Consejería para cumplir la normativa vigente, que impide superar el aforo máximo de 150 niños por turno fijado para las instalaciones por el propio arquitecto municipal.
Ante esta situación, defienden que solo quedan dos opciones. Estas serían o bien excluir a alumnos que no cumplan ciertos requisitos si se superan las plazas ofertadas, o establecer un segundo turno que precisaría de más personal, tanto para el propio servicio como para el responsable de otras tareas del día a día del colegio.
En caso de optar por la opción que defienden tantos padres como el centro, este último cree que es "imprescindible" reforzar los medios humanos para hacerlo viable. Concretamente, instan a recuperar la figura del conserje, un cargo que existió hasta el pasado curso cuando el Ayuntamiento decidió destinar al mismo a otras labores como operario de servicios múltiples. "Desde entonces no tenemos quien abra las puertas y hay servicios que en ocasiones asume el profesorado sin tener esa obligación", sostienen al mismo tiempo que recuerdan que la función de abrir las puertas del centro sería esencial en caso de un segundo turno de comedor.
Fuentes de la directiva van incluso más allá y critican el hecho de que, a pesar de que el antiguo conserje viva dentro del complejo, no puedan recurrir a sus servicios. "Tenemos a una persona viviendo aquí y lo mandan a la otra esquina del pueblo a cavar zanjas", comentan unos responsables del centro que consideran que estas reivindicaciones no les corresponden a ellos, sino a los vecinos y padres de Noreña. "Todo esto hace que se resienta el servicio educativo", aseguran.
