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ZARA DÍAZ | Psicóloga especializada en educación

"Un niño acostumbrado a ser sumiso en casa puede que afronte mal problemas en el aula"

"Si las cosas se han hecho bien, un adolescente debería dar menos dificultades que cuando era pequeño"

Zara Díaz.

Uno de los factores más difíciles de manejar en la complicada labor de educar a un niño es marcar límites. Delimitar y hacer respetar unas líneas rojas puede ser determinante para forjar el carácter del pequeño. La psicóloga Zara Díaz (Cubia, Grado, 1987) ofreció ayer en Posada un taller sobre cómo los progenitores deben establecer normas a los pequeños en su primera infancia; una labor que aconseja afrontar "sin gritos, castigos ni cachetes". Dada la gran acogida que tuvo la formación, está previsto que este curso se repita y que se organicen otros enfocados a niños mayores (6 a 12 años) y adolescentes.

- ¿Se le pueden poner límites a un bebé?

-Cuanto antes empiecen los padres a poner límites será mejor. Si en la primera infancia no se ha estipulado ninguno de forma adecuada, cuando el niño tenga 6 años nos costará mucho más trabajo. Aún así, estaremos en una etapa en la que aún se pueda reparar cualquier conducta.

- Pero, ¿qué tipo de límites se les puede fijar? ¿No es suficiente con que disciernan entre lo que está bien y mal?

-Precisamente, los niños en las primeras edades suelen ser muy negativos porque siempre se les dice: "No, eso no; no hagas esto; no digas lo otro...". Esto conlleva que los pequeños se nieguen a hacer cosas. Por ello, una buena costumbre sería aprender a negarles algo sin emplear un no.

- ¿Por ejemplo?

-Pues cuando un niño esté gritando, en vez de decirle: "No grites", una mejor solución podría ser no hacerle caso y reforzarle la conducta cuando hable bajo.

- Por lo que cuenta, esta técnica está muy lejos de la "clásica", con gritos, castigos o pequeños cachetes.

-Esas maneras de afrontar un problema, aunque eficaces en un primer momento, pueden ser contraproducentes. Si algo sabemos los que nos especializamos en educación es que los gritos, las riñas y los castigos no son la solución más útil.

- ¿Pueden llegar a ocasionar un grave problema en los niños?

-Desde luego. Si un niño está acostumbrado a ser sumiso en casa, y a que los padres tengan un papel excesivamente autoritario, esto puede revertir en que el chico no sepa enfrentarse a la vida diaria, a problemas en el colegio o a saber imponer su opinión. Hay una cosa que debería caer de cajón, por pura coherencia: si queremos que el niño no grite o no insulte, los padres deben predicar con el ejemplo. A fin de cuentas, esto es lo más importante, porque tienden a imitar el comportamiento de sus padres.

- ¿Qué tipo de lenguaje deben aplicar los padres a la hora de establecer unas normas de comportamiento?

-Es clave un buen uso del lenguaje por parte de los padres. Una orden o una norma cambia mucho en función de la manera en que se diga. Aquí es donde entran en juego el control de las emociones, el refuerzo por aproximaciones positivas... Un sinfín de técnicas.

- Uno de los principales problemas u objetivos a los que se tienen que enfrentar los padres de hoy en día es la administración de las nuevas tecnologías. ¿Cómo deben plantearlo?

-En mi opinión éste es uno de los factores a los que más difícil es poner límites porque los niños están expuestos a una mayor cantidad de estímulos o tentaciones. En el caso del uso de pantallas, antes, en este aspecto, no había que establecer ningún tipo de límite porque no existían. Hoy sabemos que son necesarios, aunque cueste mucho, ya que se trata de un factor que influye negativamente en el niño.

- ¿Están muy perdidos los padres en este sentido?

-Hay de todo. Hay padres que están muy bien informados y son conscientes de la importancia de no exponer a sus hijos a las pantallas, mientras que otros, que también pueden estarlo, o no, se niegan a ver la realidad. Si como padre yo también estoy enganchado al móvil continuamente y veo la televisión tres horas al día, ¿cómo se lo voy a prohibir a mi hijo? Volvemos a lo de antes: como más aprenden los niños es con el ejemplo.

- ¿La solución pasa por impedirles el acceso en edades tempranas a teléfonos, tablets y demás?

-Creo que, simplemente, hay que establecerles una línea, ya que con 12 o 14 años un niño no sabe dónde está. Por ejemplo, les limitamos el horario: a partir de tal hora puede utilizar el teléfono. Y aquí es importante que los padres no se dejen influenciar por lo que vean en otras familias, que quizás no ponen freno a esta situación. Deben guiarse por lo que creen que es correcto.

- Ayer se centró en la primera infancia, pero también está previsto que realice un taller sobre adolescencia. ¿Es tan complicado como parece establecer límites a esas edades?

-Si las cosas se han hecho bien primero, un adolescente debería dar menos trabajo a sus padres que un niño. Aunque pueda parecer la etapa más complicada, no debería ser así, ya que son cada vez más autónomos y tienen más conciencia. Es normal que haya riñas, pero no tienen que ser algo habitual.

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