María Dolores Higueras Rodríguez (Madrid, 1945) ha sido catedrática de Arte, pero ha desarrollado su vida profesional como directora técnica del Museo Naval, en Madrid. Ha trabajado durante 40 años en la historia marítima española y en la arqueología naval. Esta semana participa en las conferencias organizadas por la Fundación José Cardín sobre el quinto centenario de la llegada de Carlos V. Esta tarde (18.00 horas) estará en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo y mañana, día 23, impartirá la segunda parte de su ponencia en la Casa de los Hevia de Villaviciosa (18.00 horas).
- Durante su carrera profesional se ha volcado en la concienciación con el patrimonio sumergido, ¿es más difícil porque no está a la vista?
-Cada vez hay más conciencia hacia este patrimonio, pero no siempre ha sido así. Los buceadores deportivos muchas veces se llevaban el elemento que afloraba en el suelo marino y sin el que era materialmente imposible localizar el pecio. Hacer eso es un expolio de consecuencias nefastas para la investigación. Un pecio se hunde y es como una cápsula del tiempo, con todas las costumbres y elementos de la época. Por eso pedimos ayuda para conservarlo y poder explotarlo arqueológicamente.
- ¿Qué pasa cuando hay disputa entre varios países?
-Las legislaciones internacionales son muy cambiantes y nuestros pecios más importantes, por ejemplo, se encuentran en América del Norte y del Sur, en Filipinas y en el Pacífico. Es un patrimonio común con el país del que se trate, pero también es la historia de España y lo bueno es trabajar conjuntamente. Pero los últimos percances han tenido que ver con sociedades de rescate, personas que invierten dinero en la búsqueda pero que quieren rentabilidad. Son los cazatesoros. Este problema sigue existiendo porque hay un vacío legal importante en algunos países, en los que están alguno de nuestros pecios más importantes.
- ¿Cómo demuestran una propiedad sumergida?
-La burocracia española de la época de los Austria y los Borbones ha proporcionado unos archivos riquísimos en documentación. A pesar del tiempo que ha transcurrido y los desastres, España siempre puede hacer valer sus derechos. El Archivo General de Indias, donde se conservan, está lleno de investigadores que van buscando documentación que luego estas sociedades de rescate van a instrumentalizar.
- Participa en las jornadas sobre el quinto centenario de Carlos V, que reinó cuando la carrera de Indias (el tráfico de la península con América) estaba en pleno auge. ¿Qué relevancia tuvo la navegación de la época?
-España tuvo que afrontar entonces el reto de las navegaciones oceánicas, el más importante reto científico de la época, que se comparó con el viaje a la Luna del siglo XX. Hubo que modificar sistemas de navegación e instrumentos porque era otro mundo y casi nada de lo conocido hasta entonces valía. Ni navegar ojeando ni la cartografía ni los sistemas tradicionales de orientación. Es uno de los momentos gloriosos de la ciencia española y esta tarde hablaré de ello.
- ¿Qué sucedió a la llegada del monarca?
-En época de Carlos V los descubrimientos se van asentando y en dos flotas anuales se trasladaba muchos recursos a España, fuertemente protegidos. Le sirvieron para muchas cosas e intereses: se repartían entre las necesidades de España, el abastecimiento a las Indias y sus grandes batallas. Su gran obsesión en Europa es la lucha contra el protestantismo, a la que va a parar una parte muy importante de estos recursos americanos, así como la lucha contra Francia y contra Turquía en el Mediterráneo, donde quería dominar además el enclave italiano. Los grandes descubrimientos del Pacífico no fueron más porque Carlos V tuvo que retirar recursos de esas expediciones para emplearlos en esto. Esta política naval de Carlos V en Europa centrará mi intervención de mañana prevista en Villaviciosa.
- Sufrirían ataques y no todo llegaría.
-Hubo pérdidas, claro. Por una parte por la propia naturaleza, que provocaba hundimientos. Por ejemplo en la zona del Caribe, con los grandes temporales y tifones. Y luego el acoso del corso francés fue muy duro en tiempos de Carlos V. Con Felipe II también se unieron ingleses y holandeses. Iban a por los buques de la flota de Indias, con mercancías muy valiosas.
