El periodista Juan Ramón Lucas, nuevo cofrade de honor de la Cofradía de Amigos de les Fabes de Asturias, elogió en el pregón de las Jornadas de les fabes de Villaviciosa la fabada, que es "simple en su receta, pero contundente en su resultado y exige mimo de orfebre en su labor".

Nacido en Madrid de padres asturianos, a los siete meses su familia se fue a vivir a Ribadedeva, donde sus recuerdos están asociados necesariamente al olor de la fabada, concretamente a la que preparaba su abuela Mercedes.

El periodista confesó que, cuando niño, se creía literalmente que aquella leyenda "Con fabes y sidrina non fae falta gasolina" era un hecho cierto, y que el coche de su padre no necesitaba otra cosa que esos dos pilares de la gastronomía asturiana para funcionar.

Se sintió honrado de pregonar les fabes, un producto que asocia al carácter de Asturias. Si somos lo que comemos, dijo, hay que identificar a los asturianos con la "contundecia, resistencia, calor, un regalo de los sentidos adornado con compango, duradero escudo para el hambre".

Antes del pregón, que leyó en la plaza de abastos de Villaviciosa para cerrar los actos oficiales de la jornada de ayer, se celebró el capítulo de la cofradía en el que, además de Lucas, se nombró cofrade de honor a la fundación que lleva el nombre de su esposa, Sandra Ibarra, de solidaridad contra el cáncer. Lucas excusó su presencia y aseguró que Ibarra está muy identificada con Asturias.

Abrió el acto el presidente de la cofradía, Ramón, que tras recordar a dos cofrades fallecidos, Armando Álvarez Palacio y Raimundo García Martínez, se refirió a la polémica sobre la faba verde o curada. "Si bien es verdad, como dicen los ortodoxos y fieles a la faba seca, que nunca se utilizaron verdes en la fabada tradicional, no es menos cierto que eso era debido a que no se conocía un proceso de conservación de la faba si no era curándola. La congelación solucionó la cuestión y hoy es aceptada por muchos fogones con muy buenos resultados; cierto que tenemos más interiorizada la elaboración, textura y gusto de la seca, pero siendo exactamente la misma faba", sostuvo, y pidió en nombre de la cofradía "que se acelere el reconocimiento de la verde como faba asturiana, como Indicación Geográfica Protegida, y que cada paladar la juzgue y tenga la última palabra".

Posteriormente, se nombraron nuevos cofrades de número: Ana María Merino Balbín, del restaurante Vistalegre, de Colunga; Amable Bedriñana, de la sidrería restaurante Bedriñana, de Villaviciosa, y José Martínez Salas, del restaurante Cenador de los canónigos, de Cangas de Onís. Y se concedió la Faba de Oro 2017 a Caja Rural, por su apoyo al campo asturiano. Recogió el premio, de manos de Ramón Villa, el consejero de la entidad José Ángel Díaz Miranda. Finalmente, el galardón al mérito gastronómico fue para el Colegio de Críticos Gastronómicos de Asturias, por sus análisis juiciosos y su promoción de la restauración asturiana de calidad. El crítico Eufrasio Sánchez recogió el galardón de manos del director general de Pesca, Alberto Vizcaíno.