"Se veía venir, siempre andaba en jaleos". Candás lamentaba ayer el "susto" después de que un hostelero fuese agredido por un cliente con un arma blanca en la madrugada del domingo. Según los vecinos, el presunto agresor, de 35 años y residente en la villa marinera, es un chaval "conflictivo" del que "se podía esperar cualquier barbaridad, aunque no algo tan grave".

Los hechos sucedieron en la madrugada del sábado en una cafetería en el entorno de La Baragaña. El presunto agresor discutió fuertemente, e incluso llegó a las manos, con otro cliente, natural de Luanco. Tras esta primera disputa, el carreñense se marchó del establecimiento para volver al local minutos después, ahora empuñando un cuchillo. Uno de los trabajadores del establecimiento logró arrebatarle el arma, sufriendo heridas de carácter leve durante el forcejeo.

La noticia corrió ayer como la pólvora entre el vecindario candasín, que no daba crédito a la gravedad de los hechos, aunque muchos aseguraron no estar "sorprendidos", dado "el historial" del presunto agresor.

"Eso no sorprende a nadie. Es un chaval que siempre anda metido en jaleos, y estaba claro que más tarde o más temprano iba a acabar liando alguna de estas", aseguraba ayer un hostelero que trabaja en las inmediaciones de La Baragaña.

De hecho, son varios los que confirman que el denunciado tenía la entrada vetada en algunos establecimientos, por haber causado altercados, aunque todos coinciden en que nunca del calibre de los hechos ocurridos en la pasada madrugada,

"En más de una ocasión ha faltado el respeto a alguna persona. No es raro verle por ahí llamando la atención", asegura otro vecino, que prefiere mantener su identidad en el anonimato.

Las fuerzas de seguridad recibieron aviso de los hechos en torno a la una de la mañana. En primer lugar fueron agentes de la Policía Local quienes llegaron al establecimiento, a los que poco después acompañaron miembros de la Guardia Civil. A la llegada de la Benemérita el agresor ya no se hallaba en el propio establecimiento, pero fue interceptado a escasos metros del lugar del incidente.

En el momento en el que la patrulla de la Guardia Civil localizó al sospechoso, éste ya no portaba el arma. Tras proceder a su identificación, el presunto agresor confesó que se había deshecho del cuchillo en otro lugar, también próximo a la cafetería en la que ocurrieron los hechos.

Una vez encontrado el objeto, los agentes cursaron denuncia al sospechoso por infringir la ley de seguridad ciudadana y le dejaron en libertad. A primera hora de la tarde de ayer, en el Instituto Armado no había constancia de que el trabajador afectado por los cortes, ni nadie más, hubiese presentado denuncia contra el presunto agresor.

Este no es el único altercado con arma blanca ocurrido en Candás en los últimos meses. El pasado 26 de diciembre agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local se vieron obligados a intervenir por un apuñalamiento. En aquella ocasión los hechos fueron muy diferentes. Se trataba de una mujer que, presuntamente en defensa propia, había atacado a su pareja en el domicilio de ambos, en la avenida del ferrocarril.