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La Pola | Maravillas del mercado

"Si la ley sólo deja tener puesto a los de Siero, esto se muere", aseguran los vendedores

Los usuarios de los emplazamientos exteriores reclaman participar en el debate sobre la actualización de la normativa municipal de la plaza

Paula Cristóbal, ayer, en su puesto del mercado de la Pola. MARIOLA MENÉNDEZ

Los vendedores del mercado de los martes en Pola de Siero quieren participar en la actualización de la ordenanza que regula esta venta en el exterior de la plaza cubierta. Ayer se reunieron para nombrar a tres representantes que se entrevistarán con el concejal de Mercados, César Díaz, para reclamarle que cuente con ellos cuando se revise esta normativa, para lo que aún no hay fecha.

Además, quieren que se siga potenciando este mercado porque junto con el de Grado y Cangas de Onís es uno de los más importantes de los tradicionales que se siguen celebrando semanalmente en Asturias. Son conscientes de que hay que actualizar la ordenanza municipal -que, por ejemplo, aún cifra las sanciones en pesetas- para adaptarla a la realidad, que nada tiene que ver con la de hace años.

Uno de los puntos de debate es si sólo han de tener opción a un puesto campesinos de Siero o también tienen cabida los de los concejos próximos. "Si sólo quedamos de Siero acabaremos siendo cuatro, y creemos que funciona mejor cuantos más seamos; además, aquí hay sitio para más", argumentan. Agregan que el mercado es "un motor económico para la Pola", del que también se benefician los negocios de la localidad. "Tenemos que ser parte de esa reunión si se regula, eso es lo que pedimos", explican los afectados, que así se lo solicitarán al concejal.

Insisten en que si la asistencia se limita a vendedores del concejo "se muere el mercado" y se estará impidiendo el relevo generacional. Creen que no sólo puede ser para el paisanín y la paisanina de la aldea que viene a vender sus excedentes agrícolas, como defiende el edil del área. "Queremos que sea un mercado vivo. Si es sólo para los de Siero sería excluyente, quedaría en una cuarta parte y acabaría desapareciendo", temen los usuarios, que insisten en que la mitad de los vendedores son de concejos vecinos.

La mayoría también cree que no debe ser sólo para excedentes de la huerta porque "en su día tenía sentido la economía de subsistencia, ahora no". Es una forma de apoyar a quienes se dedican a la huerta y fomentar una vida sostenible manteniendo el mercado tradicional.

Desde hace tiempo, en Siero se están moviendo para crear una asociación de campesinos y solicitar al Principado que también cuente con ellos a la hora de regular la normativa de venta directa. Apoyan el modelo que propone la Unión Europea y siguen ya otras comunidades autónomas. De esta forma podrían vender transformados como mermeladas o miel. Además, permite que cada campesino venda hasta determinados kilos de excedentes de otro agricultor del entorno.

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