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Sin rastro de cucheiros en Proaza

Los ganaderos locales creen que eliminar las pilas de cucho, como manda el Alcalde, sólo da trabajo y genera una imagen "irreal" de Asturias

Sergio Menéndez, realizando tareas agrícolas en Serandi. S. ARIAS

Ya no queda ni un cucheiro en Serandi (Proaza). Los ganaderos de la zona, como de otras localidades del concejo, se han tomado al pie de la letra el bando municipal en el que se les conmina a retirar las pilas del cucho de las vacas para generar una imagen más agradable del concejo de cara a la llegada de turistas en verano. Y, entre los ganaderos hay opiniones de todo tipo, aunque por lo general la medida no gusta porque significa más trabajo.

"Me da la risa porque es trastocar el trabajo diario y tienes que dar veinte mil vueltas más para tirar el cucho. Si trabajamos desde el amanecer al oscurecer y tenemos que andar para arriba y para abajo con el cucho, ¿a qué hora acabamos?", cuestiona el joven Sergio Menéndez. Y es que retirar los cucheiros de la cercanía de las cuadras les obliga a llevarlo a las fincas tirando del carretillo.

De todas formas, el verano es época de desestabular el ganado y la mayoría de las reses se encuentran ya, a estas alturas, en los pastizales de las sierras proacinas. Ese es el caso de Manuel Alonso, a quien la medida no le ha afectado porque tiene las vacas en los pastos de Serandi. "Si los hay que tener fuera del pueblo algo de guerra darán, pero yo tengo las vacas casi todo el año fuera, así que no es problema para mí", señala.

Pero como apunta otro ganadero del pueblo, Chus Jambrinas, "si una vaca pare en junio y tiene que estar en la cuadra, ¿el cucho lo metemos en bolsas? Me parece una medida fuera de lugar", afirma. Además, el bando municipal también indica a los ganaderos del concejo que deben limpiar y desinfectar las cuadras para evitar plagas de pulgas y otros parásitos. "Me parece que es generar una imagen irreal de Asturias. Si defendemos y vendemos lo rural y lo natural, ésta es la Asturias rural y natural, en la real y hay cuadras y cucheiros", añade el ganadero proacín.

En ese sentido, Menéndez dice que cuando él va a la ciudad se adapta a sus horarios de metro. "En cada sitio lo que hay", matiza. Esa tesis también la defiende Abel Rodríguez: "Este bando es algo fuera de lo normal, toda la vida hubo cucheiros y ahora molestan... el problema es que los turistas vienen a divertirse a los pueblos y les estorban los olores, pero aquí vivimos de ello. Creo que los políticos se dejan llevar por el turismo de fin de semana y verano y olvidan a los ganaderos", asegura. Además, añade que para malos olores están los de la depuradora del pueblo, que "lleva años sin limpiar; eso sí que son malos olores y nadie hace nada".

Los ganaderos de Serandi creen que deberían de dejarles hacer el trabajo del día a día sin bandos como el publicado, que "entorpecen el trabajo, hay que respetar las leyes del monte y a mí no se me ocurre soltar las yeguas en medio de la calle Uría porque haya hierba bastante", concluye Jambrinas.

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