Si, como dicen, la felicidad se encuentra en apreciar las pequeñas cosas, los artesanos y aficionados a las miniaturas que ayer se dieron cita en Pola de Siero deben ser felices, y mucho. Más de medio centenar de expositores lograron llenar la plaza cubierta de la capital del concejo con los artículos más minúsculos y delicados jamás imaginados; un trabajo "puramente artesanal" en el que Asturias "ha sido y quiere ser un referente".

"Al contrario de lo que mucha gente piensa, esto es coleccionismo, no un juego. Es una afición cara en ocasiones, pero que cuenta con muchos seguidores", asegura la madrileña Almudena Lázaro, una de las 53 artesanas que participa en la segunda edición del certamen, y que destaca "la paciencia", como principal atributo para poder construir estas diminutas maravillas.

Aunque la primera impresión que a uno se le puede venir a la cabeza cuando piensa en casas de muñecas sea una vivienda de estilo victoriano, la tendencia hoy ha cambiado. Junto a pomposas alacenas o colchas con bordados rococó, las bicicletas estáticas o los las alfombras con motivos árabes comienzan a ganar peso. "Aunque sigue primando la imagen victoriana, cada vez son más los aficionados que eligen escenas más modernas", afirma Paola Ojeda, quien destaca que el Principado es una de las potencias nacionales en este ámbito: "Aquí tenemos artesanos miniaturistas de talla mundial".

Precisamente, la intención de la Asociación de Miniaturistas de Asturias, entidad impulsora del certamen, es dar a conocer este mercado más allá del Negrón. "En España sólo hay feria en Madrid y Barcelona además de aquí, y por ello queremos atraer al mayor número de artesanos posible", destaca Chiqui Cueto, quien confía en que la tercera edición "vuelva a ser un éxito".