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Puntadas de tradición en Grado

Las mosconas aprenden a confeccionar trajes regionales con Gloria Roza: "Tener uno hecho a medida, y que no se deshaga, es un lujo"

1. Arriba, el grupo de alumnas con su profesora, en Grado. 2 y 3. Gloria Roza (de negro) da indicaciones a Paz González y a otras dos alumnas. 4. Tareas para rematar dos trajes. 5. Celsa Suárez e Isabel Sarmiento, en plena faena. SARA ARIAS

Ni grandes ni pequeños: a medida. Así quedarán los trajes que cosen, puntada a puntada, las participantes del taller de diseño tradicional asturiano que imparte la experta en indumentaria regional Gloria Roza en Grado. Piezas únicas con las que esperan presumir en los días señalados y que elaboran también para los más pequeños de la familia. Todos los miércoles se ponen a la labor: la profesora pasa revista de todos los avances y no es extraño que mande descoser para conseguir una pieza perfecta.

"Estoy encantada, vengo desde Salas y me gustaría que tuviésemos allí el curso para hacerme mi traje, que ahora estoy haciendo uno para el nietín, para cuando tenga un año", comenta Isabel Sarmiento. Y es que cada alumna se prepara el traje que quiera, aunque siempre bajo las premisas de Roza, quien comienza las sesiones con explicaciones teóricas sobre las partes del traje, qué telas son las adecuadas o cómo hacer los pespuntes. Algunas toman nota y otras, almacenan en la cabeza. "Nos evalúa todos los miércoles y, de momento, progresamos adecuadamente", bromea Sarmiento, a lo que Isabel Coto responde a carcajadas: "Aún estamos en se necesita mejorar".

Lo que más se cose en el curso son trajes para los niños, incluso bebés. Celsa Suárez prepara un bonito traje para su hijo como manda la tradición asturiana. Y todo es diferente menos el camisón. "Tiene capota y facha, que es donde va enrollado el neno", aclara la joven. Ella ya tiene su traje pero aprovecha las lecciones para hacerse, también, un bonito chaleco. Y con el chaleco a cuestas estaba Charo Lueje, preparando un traje para su nieto y, en cuanto termine, se pondrá con el de la nieta. "Iba a hacerme un traje para mí pero mejor que lo disfruten ellos", resume. Para disfrutar ya tiene el curso, al que dice se enfrenta cada miércoles con mucha ilusión: "De momento está quedando perfecto, la camisa es una delicia".

Y como ella, la moscona Josefa Álvarez anda entre hilván e hilván para hacer un traje para su nieta. Otras cosen para sí mismas, como Andrea García, quien quiere aumentar su colección de trajes tradicionales con varias piezas como un refajo rojo y azul, cortado en pico. "Aproveché la tela y la deshice entera para darle la forma y ahora borda que te borda", comentó la joven gijonesa.

Para lucir bien curiosas en las romerías de la Flor, Santiago y Santa Ana o, incluso, desfilar en el concurso "Indumentaria", en el Día del traxe del país en octubre están Isabel Coto y Beatriz Fernández. Ambas preparan trajes de gala y tanto les ha gustado que también han comenzado a acudir a los ensayos de baile tradicional y clases de pandereta. Ya tienen los refajos, que aprovecharon de las antiguas faldas que tenían de tiempos mozos, y sólo les queda rematar las faldas y comenzar con el chaleco, dengue y pañuelo.

Las alumnas están muy motivadas con sus diseños y confecciones y, si pueden, buscan telas antiguas para que los trajes sean "más reales". En esas está Paz González, quien halló en un anticuario telas de lana y lino "de las de antes", precisó Roza. Con ellas prepara un traje de hombre, "de labranza, de casa probe", matiza.

Cada pieza es tratada como única. "Tener un traje hecho a medida, y que no se deshaga, es un lujo", indica Roza. Al taller, la concejalía de Cultura ha encargado la confección de dos trajes, de hombre y mujer, para que formen parte de la colección expositiva del Museo Etnográfico. Los diseños seguirán las formas y decoraciones de la zona.

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