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Esperanza para el autismo en Villaviciosa

"La desgracia no es tener el trastorno, sino tenerlo mal diagnosticado", dice el psiquiatra mexicano Jorge Escotto durante su descanso en la región

Jorge Escotto, en el centro, con miembros de la asociación maliayesa "Entaína". V. ALONSO

"En esta cafetería hay cuatro personas con 'síndrome invisible', el Asperger no diagnosticado". Lo dice el psiquiatra Jorge Escotto Morett, mexicano de ascendencia española y que hace cinco años eligió Villaviciosa para pasar todos los años parte de sus vacaciones. Escotto abrió el primer centro para tratar el autismo en su país natal en enero de 1980 y a los tres meses ya tenía sesenta pacientes. Desde entonces han sido miles los niños a cuyas familias el mexicano ha dado esperanzas: "la desgracia no es tener autismo, sino tenerlo mal diagnosticado", explica.

Escotto ha trabajado en el diagnóstico de los diferentes tipos de autismo y sus grado, aportando a la literatura científica un método para "confirmar o descartar el diagnóstico, cuantificarlo y establecer a qué categoría pertenece, además de identificar si es de transición o fijo y si está acompañado de otros problemas como la depresión, la ansiedad o los problemas para dormir", explica el doctor. En sus años de experiencia ha visto cómo "mayoritariamente se hace un diagnóstico de autismo y ya", pero el espectro "es tan ancho que puedes meter a un niño de tres años que no habla y a un adulto ingeniero con síndrome de Asperger".

En el primer supuesto, el psiquiatra apunta que "la comunicación es más importante que el lenguaje", y establece una regla orientativa: "en el primer año, una palabra; en el segundo, dos; en el tercero, tres...". Observar si el niño emplea sustantivos y verbos y cómo conjuga éstos (noción de actividad y tiempo) son pistas que ayudarán al terapeuta a enfocar su trabajo. El segundo caso, el del síndrome de Asperger, se ha apellidado "invisible" por no estar "percibido adecuadamente". Afecta a "cuatro de cada diez adultos", explica el psiquiatra antes de describir que estas personas "tienen problemas de socialización, son egocéntricos y no tienen empatía".

Alguien que evita el contacto físico con otras personas, que siempre ofrece respuestas categóricas o que no comprende el sentido metafórico de ciertas expresiones podría tener en algún grado un síndrome de este tipo. "No tienen sentido común, son muy estereotipados y adoptan las cosas pero no las adaptan. Hacen un plagio, una interpretación literal", explica Escotto, para quien en realidad "no se sabe" dónde está el origen de los autismos, aunque en el caso de Asperger "sí se puede sospechar que sea genético". Cuando el psiquiatra encuentra debates sociales del tipo "algo está pasando en el mundo", con problemas como el narcotráfico y la violencia, se reafirma en la necesidad que existe de diagnosticar a quienes tienen problemas de este tipo. "Hay más buenos que malos y si fuera ambiental los segundos aprenderían de los primeros. El mal no se aprende, es consecuencia de algo", apunta el mexicano al tiempo que añade que quien no está diagnosticado también suele tener problemas en el trabajo. "A veces alguien a quien le han hecho 'bullying' toda la vida un día explota y necesita cobrárselo. En México no, pero en Estados Unidos puedes comprar una pistola hasta en una farmacia". El psiquiatra, que lleva décadas visitando España por motivos personales y profesionales, ha diseñado un sistema de cinco pasos y un modelo de examen mental para diagnosticar el tipo de autismo, un conocimiento que difunde a través de la asociación "Autismex" de forma gratuita.

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