La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El ave fénix de la cuatreada

El noreñense Alejandro Nuño vive su mejor temporada, cinco años después de un accidente que le mantuvo durante dos años lejos de los castros

Alejandro Nuño lanzando para el pulgar durante la final del Memorial "Cajetilla" de este año. L. B.

Un ejemplo de que nunca se debe tirar la toalla. Así podría resumirse lo que supone para el mundo de los bolos y concretamente para la cuatreada Alejandro Nuño. Este noreñense de 28 años se ha convertido en la gran sensación de la primera mitad de temporada, ya no tanto por sus éxitos, que han sido muchos, sino por la historia que le precede, marcada por un accidente que a punto estuvo que de apartarle de por vida de los castros.

Fue en noviembre de 2012 cuando un accidente de moto dejó malheridos tanto a él como a su mujer. Los daños fueron múltiples. Lo más perjudicial para seguir haciendo lo que más le gusta fue una fractura de fémur que le obligó a colocarse una prótesis y la rotura de un hueso del tovía que a día de hoy sigue pendiente de operar, en gran medida por su reticencia a dejar de lado los bolos.

Alrededor de dos años fueron los que Nuño estuvo sin poder colocarse en el tiro. Eso sí, el retorno fue de lo más brillante. En el campeonato de Asturias por parejas de 2015, formando pareja con su maestro Bernardo Menéndez en la peña Villa de Noreña, logró el campeonato de Asturias regional tras vencer por un ajustadísimo 14 a 13 a dos grandes figuras como Iván Rivas e Iván Fernández, de la peña Riaño.

Lo más llamativo de aquella histórica final fue los métodos utilizados por el renacido Alejandro. Las lesiones le obligaron a cambiar de la postura a la hora de disponer a tirar. Algo muy difícil para los jugadores que llevan muchos años realizando los mismos gestos. El motivo eran los dolores de cadera provocados por el resto de daños en el tren inferior y la solución fue muy original. "En la misma final me amarré una cámara de bicicleta desde la cintura hasta el brazo para corregir los movimientos", recuerda sobre una anécdota cuya autoría atribuye a Chus Rodríguez, presidente de la peña El Berrón.

Fue quizás el éxito de aquella iniciativa el que luego le llevaría a pasar temporada y media como jugador de la peña sierense, antes de recalar a comienzos de la presente en la gijonesa peña El Piles. Su principal logro el año pasado fue el tercer puesto en el Campeonato de Asturias abosluto, un colofón a un gran año que, con todo sabe a poco a este joven que volvió a las boleras con más ganas que nunca. "No sé si fue el ver que quizás no podría jugar más, pero el caso es que volví con más ganas y mejoré especialmente para el pulgar", declara.

No descarta tampoco que la madurez alcanzada en los últimos años juegue un papel importante en un año en el que hasta la fecha acumula un subcampeonato en el Memorial "Cajetilla" de Siero (el todopoderoso Pruneda le privó del título), la victoria en el Torneo Villa de Mieres por parejas junto a Ángel Ibaseta y Mundo Miguel o los triunfos cosechados en Buenos Aires con motivo de un torneo individual y otro por parejas internacional en el que representó a Asturias junto al naveto Marco Martínez.

Compartir el artículo

stats