Limpiar el río, sí, pero no quitando toda la vegetación de ribera. Es el mensaje que el maliayés Heber Arenas, profesional de la organización y gestión de los recursos naturales y paisajísticos, y además pescador, quiere lanzar sobre las actuaciones proyectadas por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) en el río Linares a su paso por Amandi, entre la antigua mantequera y el canal artificial de desagüe.

Arenas, que es miembro de la directiva de la Real Asociación Asturiana de Pesca Fluvial, comprende la inquietud de los vecinos al pensar en un posible desbordamiento del río (como sucedió en 2010), pero explica que conservar los árboles de ribera incluso es beneficioso para este fin, pues las raíces provocan un efecto de sujeción de la tierra y, además, "actúan como un freno de la velocidad del agua. Si no fuera por ellas, la corriente provocaría daños mayores". En cuanto a la vegetación de menor altura, el técnico apunta que, por la anchura del río en este cauce, es "prácticamente imposible" que se produjera, describe el pescador antes de remarcar que realizar una corta "a matarrasa", término con el que se conoce esta práctica, tiene muchas desventajas. "Al eliminar toda la vegetación de ribera, la zona se queda desprovista de sombra, totalmente expuesta al sol, y esto produce un calentamiento del agua excesivo, sobre todo en verano", describe Arenas antes de apuntar el término científico "eutrofización". Esta palabra hace referencia al proceso de putrefacción que experimenta el agua del río, "que se llena de algas".

Hay que tener en cuenta que el Linares es el principal río que abastece de agua dulce y sales minerales a la ría de Villaviciosa, por lo que "todo lo que se haga en él afecta a la ría directamente", subraya el pescador. Se necesita sombra sobre el cauce y se necesitan los árboles de ribera, que además cumplen una importante función dentro del ecosistema. "Sirven de alimento a la población truchera, ya que producen muchísimos insectos", expone Arenas, antes de describir el tramo de ribera que se queda sin vegetación como "estéril, sin vida". Así es como quedó una parte del río Linares cuando, hace cinco años, la CHC ejecutó un proyecto parecido al que ahora está programado. El pescador espera que en esta ocasión se tengan en cuenta los daños que una actuación que deje la ribera como una tabla rasa puede tener sobre el medio ambiente, la flora y la fauna, también sobre la que vive fuera del agua. "Es, además, hábitat de martines pescadores, ánades azulones (patos), nutrias y martas", enumera el técnico, quien ve en esta riqueza animal "un atractivo para quien pasea" y alerta del "peligro" que sufren estas especies si se deja al río "desprovisto" de lo que de forma natural se ha desarrollado. En cuanto a los árboles de esta zona del río Linares, se incluyen en ella el sauce blanco, el aliso, el arce, el fresno, el chopo, el negrillo y algún saúco (benito en su nombre local).

El proyecto de limpieza

El proyecto redactado por la Confederación tiene como objetivo evitar inundaciones como la que suele afectar a la carretera AS-255 y situaciones ya denunciadas por los vecinos de zonas maliayesas como Las Colominas, Cabanillas y El Encanto. La CHC describe en el proyecto que la corta efectuada permitirá el alivio de las avenidas, y se complementará con el dragado y desbroce del cauce invadido por la vegetación, que dificulta la capacidad de drenaje.

La demolición del azud, por su parte, implicará la consolidación de las márgenes, especialmente aguas arriba, al desaparecer los sedimentos ocasionado por la ralentización de la corriente. El proyecto establece que esto se solucionará con escolleras hormigonadas por debajo de la línea de caudal medio. El acceso al cauce se realizará desde la zona recreativa, prácticamente a la misma cota que el río, sin afectar a la vegetación.