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El incremento de batidas no logra reducir la población de jabalíes

Los cazadores de Siero han pasado a realizar 190 cacerías al año frente a las 150 de antes, pero los daños continúan

Daños de jabalí en un prado de La Fresneda. FRANCO TORRE

El Principado ha autorizado el aumento de las cacerías de jabalí en Siero para luchar contra la superpoblación de esta especie, que causa múltiples daños en las tierras y pastos, trayendo de cabeza a los campesinos. En 2015 se pasó a realizar 190 batidas de jabalí al año, en lugar de las 150 habituales hasta entonces. La intención es seguir en esta línea hasta 2017 para comprobar los resultados.

Aunque se están abatiendo más suidos, la cifra no parece ser suficiente, a la vista de las quejas que siguen teniendo los campesinos, como recientemente denunció en LA NUEVA ESPAÑA el presidente de la Asociación de Ganaderos de Siero y Límites, Aladino Rato. Un grupo de socios ha acudido a los Tribunales para tratar de cobrar los daños que reclaman a la sociedad de cazadores "Valle del Nora", que gestiona el coto.

El abandono rural y de las tierras es la principal causa de que proliferen tanto los jabalíes. Muchos de los terrenos que antes eran cultivos y pastos ahora aparecen devorados por los matorrales, un buen lugar para que los suidos puedan guarecerse. Además, esta circunstancia les obliga a acercarse más a las poblaciones para encontrar comida y acaban concentrándose en las pocas fincas que permanecen cuidadas.

Aunque las quejas de agricultores y ganaderos por los ataques de los suidos a sus propiedades se extienden por todo el concejo de Siero, sí es cierto que quizá la zona septentrional del municipio, entre la carretera nacional 634 y la costa, es la más afectada.

A pesar de las 190 batidas que los cazadores sierenses realizan al año para reducir la población de jabalíes, parece que aún no es suficiente para este animal, que se reproduce dos veces al año.

Aladino Rato denuncia que sufren estos daños "a diario" y ya no es que arrasen los cultivos, pues muchos han renunciado a tener huerta, sino que destrozan también las zonas de pasto. Al llenar el terreno de hoyos complican mucho el manejo, incluso la siega a guadaña. Dicen que la situación empeoró desde 1986.

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