La sesión vermú de la fiesta del Corpus de Feleches estuvo ayer muy concurrida gracias a varios factores. El primero, el tiempo, que fue bueno a pesar de que se esperaba lluvioso; el segundo, la concentración de vehículos clásicos, que en su segunda edición superó con creces la cifra de 106 vehículos del año pasado, y el tercero, la vocación de los vecinos de todo el entorno de reunirse siquiera una vez al año.

El presidente de la comisión de festejos, Beni Quidiello, se mostró muy satisfecho con la buena acogida de la concentración, que este año reunió a vehículos de todo tipo: automóviles, motocicletas y hasta tractores. "Probamos el año pasado y fue un éxito; este año esperábamos que funcionase pero quizá no tanto como funcionó", dijo.

La de Feleches es la primera celebración estrictamente de prau que hay en la temporada preveraniega, y atrae por ello a mucha gente. La parte negativa la ha marcado el botellón, que dejó numerosos restos en el entorno de la iglesia. Con todo, la comisión está satisfecha de cómo ha ido la fiesta, y espera que hoy, día del bollo, la afluencia de gente sea incluso mayor.