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El albergue urbano de Grado cerró su primer año con 2.431 peregrinos alojados

"La mayoría de los días estamos completos a la hora de abrir", señalan los voluntarios que gestionan el equipamiento, que cambian cada quince días

Hanz de Haas sirve limonada a Filippo Messitore.

El albergue de peregrinos municipal de la villa de Grado cumple un año de puertas abiertas con buenos datos de alojamiento (2.431 peregrinos) y mejores valoraciones de los usuarios. Gestionado por la Fraternidad Internacional del Camino de Santiago (FICS), tiene cada quince días hospitaleros nuevos venidos de todos los rincones del mundo, como los actuales Neal Russell, de Australia, y Hanz de Haas, de Holanda. "La mayoría de los días, a la hora de abrir el albergue estamos completos", destaca Russell del establecimiento, con dieciséis plazas.

La mañana comienza pronto para ellos, incluso antes que para los peregrinos. A las seis de la mañana Russell y De Haas comienzan a preparar el desayuno para los usuarios del albergue, que partirán hacia Tineo al alba. Después, limpian, ordenan y preparan todo lo necesario para recibir a los nuevos caminantes, por lo que también hacen algo de compra.

Tras un pequeño descanso, a las dos de la tarde abren el albergue y comienza el flujo de peregrinos, a los que ofrecen limonada fresca, galletas, té y fruta. "Es la manera que tiene de trabajar la FICS, importan los detalles que marcan la diferencia", destaca Cristina Huerta, edil de Patrimonio. La Fraternidad ofrece un servicio completo sin precios, a voluntad. Y los usuarios lo valoran, como la italiana Andrea Grünfelder: "El trato es muy bueno, son gentiles y hospitalarios y está muy limpio y organizado. He hecho el camino dos veces y ha sido uno de los mejores albergues", señaló.

Russell y De Haas se embarcaron en la aventura de convertirse en hospitaleros voluntarios tras realizar en varias ocasiones la ruta jacobea. "Quería vivir una experiencia en el Camino, pero distinta, y vivir la atmósfera española", señala Russell. Por su parte, el hospitalero holandés lleva desde la década de los noventa del pasado siglo volcado con el Camino de Santiago, que ha realizado en todas sus variables. Y su decisión de convertirse en voluntario tiene mucho que ver con la de su compañero, quería aumentar la experiencia y contacto con los españoles. Y la experiencia no está resultando nada mal. "Es muy interesante, no es un trabajo duro pero el día es largo y nos da tiempo a hacer otras cosas", subraya De Haas.

Desde su apertura el 28 de mayo de 2016 hasta el cierre a finales de octubre, el albergue urbano acogió a un total de 2.431 peregrinos, siendo los meses de junio, julio y septiembre los más demandados. Y si no hay sitio en el inmueble de la antigua cantina del mercado de ganados, los voluntarios de la Fraternidad los dirigen a los dos otros albergues del Camino que hay en el concejo, en San Juan de Villapañada y Cabruñana, que año tras año aumentan sus números de registro. De hecho acogieron a 3.275 y 703 caminantes, respectivamente.

Unos datos que dejan claro que la ruta primitiva cada vez gana más adeptos y es una de las más valoradas por los peregrinos. "Es la primera vez y me parece muy bello; no es difícil de hacer, pero necesitas estar algo preparado", comenta Filippo Messitore. El Camino de Santiago crece en Grado y lo hace armado con una buena infraestructura, tres albergues para conseguir que los caminantes se sientan como en casa.

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