Hace unos días mi amigo Pedro Díaz Ridado era mencionado en un artículo de prensa en una edición nacional que trataba sobre el liderazgo de Zinedine Zidane.

Pedro destacaba la habilidad que este entrenador ha demostrado, sin aspavientos y en silencio para liderar un equipo, cediendo responsabilidad al cuerpo técnico.

Leía estas palabras y mi cabeza se fue a Alfonso García Camino, entrenador durante muchos años del Club Balonmano Siero.

Dicen que uno de los grandes aciertos de Zidane es manejar con destreza los egos del vestuario. Preguntando a una amiga por Alfonso me dijo: "es conciliador y siempre antepuso las relaciones personales y el desarrollo deportivo sobre el equipo". Me pareció muy buena definición de Alfonso, ya que él siempre quiso ser más educador que entrenador. Las estrellas del Real Madrid, al igual que las estrellas del Siero Deportivo Balonmano, entendieron el significado de la palabra equipo.

Dos líderes humildes que buscan el brillo de todo su equipo. Jugadores, preparadores físicos, responsables técnicos, la afición... Todo ello conforma y establece la garantía al fracaso o al éxito del trabajo y esfuerzo realizados.

Nuestra vida, si nos planteamos un estudio de sistemas de organización, es un trabajo en equipo; una familia, un aula, un colegio, un equipo deportivo, una empresa, un grupo de amigos... Los seres humanos pautamos nuestra forma de actuar a través de sistemas similares en casi todos los ámbitos en los que vivimos. En ellos, es necesaria la presencia de un líder que se encargue de que el trabajo en equipo funcione para conseguir resultados satisfactorios para todos.

Apoyo y aplaudo ese liderazgo que he mencionado anteriormente, el de las personas que saben escuchar a los demás, que son humildes, que practican la inteligencia emocional, que no son tiranos con el resto por ser el líderes , sino que intentan dar un espacio al resto para que todos se sientan parte de las decisiones. Ése es el camino del éxito. Eso ha conseguido el ascenso del equipo de balonmano de Siero a la División de Honor Plata.

Solo queda dar las gracias, y en mayúscula: Gracias, Alfonso.