"Llegará un momento en el que las fiestas de prao se acaben". Claro y contundente. Así se expresan en la Asociación de Festejos de Logrezana, que durante este fin de semana celebró sus fiestas parroquiales. Una celebración "pequeña", pero que no por ello está exenta de lidiar "con todos los procesos a los que obliga la administración", y en los que estiman se ven obligados a invertir "entre un 10 y un 15 por ciento del presupuesto total".

Las fiestas de Logrezana finalizaron ayer, después de tres días -con sus tres noches- de festejos. "Estos chavales han trabajado mucho", destacaba ayer María de los Ángeles Rodríguez, mientras disfrutaba de un culín de sidra a la hora del vermú.

Pero no. Los días de curro de la comisión de Logrezana, como sucede hoy en día a de cualquier entidad de festejos, han sido muchos más. "Sólo en sacarnos los carnés de manipuladores de alimentos nos hemos tirado tres días", lamenta María García, una de las organizadoras, mientras ultima los detalles de la comida de hermandad de las fiestas justo a sus compañeros.

A la licencia para operar con alimentos hay sumar "plan de evacuación, canon de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y un sinfín de cosas, viajes y tiempo" que se quedan por el camino.

La vecina localidad de Perlora anunció recientemente que éste será el último año que se celebre la popular romería. ¿El motivo? La SGAE les reclama 12.000 euros, correspondiente al 7 por ciento de la facturación musical de los festejos en el último lustro. "Lo de la SGAE nos parece muy injusto y nos solidarizamos con nuestros compañeros de Perlora", defiende García, quien asegura que, afortunadamente, la cuenta de Logrezana con los autores "está al día".