La lluvia chafó la jira de San Antonio. La estampa del pasado año, con el prau Gervasia a reventar de romeros, no pudo repetirse. Fue sustituida por los paraguas y las caras largas de las pocas personas que se acercaron al monte que preside Candás. "Ya tenía que estar el prau lleno, vaya faena", expresó Alfonso Morís después de lanzar una serie de voladores en una zona próxima a la capilla de San Antonio. La entrada de la banda de gaitas en el prau Gervasia cambió el panorama, dejó de llover -diez minutos antes cayó un chaparrón- y los romeros se fueron acercando al recinto festivo. Eso sí, seguían siendo pocos.

"Qué pena que se pusiera a llover", expresaba María Olga Gutiérrez después de comprar el primer bollu preñáu de la fiesta a la asociación "L'Altu la Lleva", que hacía su presentación oficial con la gestión de la barraca. Por momentos, los socios de este colectivo formado por una treintena de jóvenes pensaron que iba a ser el único bollo que iban a vender. Sin embargo, tiempo después un grupo formado por Máxima Izaguirre, candasina pero afincada en Gijón; María José Prieto, Celso Lorenzo y Constancia Ramos también probó los populares bocadillos de chorizo, y también la sidra. "Siempre que puedo me acerco a la fiesta de San Antonio; es más, siempre tengo presente la canción de este santo", destaca la candasina, que lamentó las condiciones meteorológicas que impidieron que el prau Gervasia fuera otro año más un hervidero de personas.

Mientras tanto, los romeros, algunos ya sin paraguas porque el tiempo lo permitía, subieron el monte de San Antonio para acercarse a la capilla homónima y asistir a la misa. Los feligreses encendían velas y pedían sus deseos al patrono de los enamorados y de los novios. Aun así, Covadonga Fernández, fiel a los actos religiosos de esta jornada "de toda la vida", pidió salud para sus hijos, nietos y para su marido después de encender una vela. Su nieta, la pequeña Ángela Rodríguez, le acompañó en el paseo hasta lo más alto de San Antonio. David Muñiz, presidente de la asociación "L'Altu la Lleva", también lamentó el tiempo en la tarde de ayer. "Una pena, para hoy daban buen tiempo", señalaba el dirigente.

Tras los oficios religiosos, la fiesta de San Antonio continuó con el tradicional baile de la danza prima en la plaza del Cueto, situada junto al Museo de escultura Antón de Candás, donde bailaron los miembros de la peña "El Nodo". Como preveía el programa festivo, la celebración se desplazó a la plaza conocida popularmente como del Bocata, situada en Valdés-Pumarino, donde estaba convocado el VI encuentro de cantares populares, en el que participaron las peñas marineras. Más tarde, actuó la orquesta "Grupo Beatriz" en El Cueto.

"La dichosa lluvia va a ser por organizar la fiesta un martes y 13. Yo no soy supersticioso, pero me da que pensar que tuviéramos días muy buenos", expresó Marcos Martínez, que fue de los últimos en acercarse al prau de la romería que se animó al escuchar las melodías de la banda de música de Candás.