La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El bolardo de la discordia estival

Un nuevo choque de un turismo desata las críticas contra el pivote que regula el acceso a la céntrica calle Valdés-Pumarino por su aparatosidad

Una valla colocada ayer a la entrada de la calle Valdés-Pumarino de Candás con una señal de prohibido el paso adosada. ILLÁN GARCÍA

El bolardo instalado hace días en la calle Valdés-Pumarino ya no está en uso. Un coche se lo llevó por delante y esa cuestión ha obligado al Ayuntamiento a su retirada y colocar en su lugar una valla metálica provisional con una señal de prohibido el paso adosada. Ese pivote está gafado. Salvo el pasado año, que no hubo que registrar accidentes pero sí polémica, la anterior ocasión en la que fue instalado, en el verano de 2012, también fue arrasado por otro vehículo el mismo día de su inauguración. "El pivote no se ve bien y es normal que ocurran esas cosas, por eso creo que lo mejor es colocar una valla de madera guapa y no una de obra", indicó el presidente de la asociación de vecinos de Candás, Luis Fernández, que constató como varias ambulancias han tenido problemas para acceder a la calle Valdés-Pumarino porque el bolardo solo puede ser abierto por la Policía Local.

"Esa valla de madera adornaría la calle, sería visible, segura y barata y nos libraría de este conglomerado de artefactos: pivote, señal, barandilla, armario en la acera y banda reductora de velocidad y también los accidentes", apuntó Fernández, que añadió: "Si los agentes están patrullando por la zona rural y hay una emergencia, qué ocurre". La Policía Local considera que lo más conveniente sería colocar un pivote luminoso como los que existen, por ejemplo, en los accesos al casco antiguo de Avilés. El objetivo es que cuente con más visibilidad ya que, al parecer, la señal vertical que advierte de la presencia del pivote no es suficiente y más aún cuando solo se utiliza durante el verano. El bolardo de la discordia se levanta durante las últimas semanas de la primavera y por el verano desde el mediodía hasta las dos de la madrugada para permitir que Valdés-Pumarino sea una calle peatonal y con espacio suficiente para la colocación de las terrazas de los negocios hosteleros de la zona. Eso sí, algunos propietarios de coches se quejan de que tienen que "dar la vuelta entera a Candás" para poder acceder, por ejemplo, al supermercado de la calle San Antonio, que parte de la plaza del Cueto.

Actualmente, una valla metálica impide el paso a los vehículos y el espacio que ocupaba el bolardo está cubierto por una chapa adosada al suelo y de color naranja. "Esperemos que den una pronta solución a estos problemas y no tengan que registrarse más accidentes", concluyó el dirigente vecinal de Candás.

Compartir el artículo

stats